Carrusel
Giras, giras, de antiguo, carrusel, llevando a ningún sitio ese sueño cabalístico de pequeños niños cuyo empeño es soñar una infancia eterna bajo tu dosel. Giras y giras, y se encabritan tus caballos, una y otra vez, fijado su trote en una barra en que no avanzan en prado, mas sí en gabarra que flota las quimeras de que somos eternos vasallos. Girando forjamos el futuro de hogaño y, extasiados, pensamos que el porvenir no es más que gozosa repetición cuyo devenir alcanza su plenitud al fundirse con el antaño. Pero crédula visión es la de este artificio rotante, que a lo sumo nos dejará subir navegante que en el pasado abandonamos, para que, con solo pisar de la atracción el pescante, asir nuestra misma desdicha que abominamos. Gira, gira, que la vida son vueltas, en que amamos lo único o lo postergado, y congráciate con tu anhelo malogrado, que tiempo, carrusel y vivir regodeado perpetuamente de la muerte son tretas.