David "Shadow Captain" Crosby
Siempre recordaré con la bisoña timidez de chaval de bozo incipiente y desgarbada hechura, mi graduación de tipo guay y de estar en la onda, en la destartalada y vetusta buhardilla granadina de mis primos, con sabor a guateque hippie. Sonaba como auténtica vanguardia y sones de militante camadería ese LP que dio en llamarse Deja vù, en un tocadiscos portátil , cuya acústica promisoria no nos hacia sospechar audición más deleitosa que esa. Cuatro voces de angelicales armonías aspereadas por ácidos guitarreos folk y country. Desde entonces Crosby, Still, Nash y Young fueron alzados a los altares de mi melomanía. Unas voces sorprendentes que hasta dulcificaban la nasal estridencia de Young y simulaban afinarla: eran el mesurado desgarro rockero de Stills, la aristócrata afabilidad de Nash y el sopranista y undoso trino de Crosby, que brotaba como un manso arroyo de finos cristales estremecidos. Este afable cantante de tumultuosa vida, de excesos y esclavitudes tó...