Poemas quirúrgicos
I Ll evo años de estrés, frente a un muro de dolor empecinado, y no veo reflejo, ni eco de esperanza. Solo siento mi rostro hierático al frotarme los ojos y recoger las lágrimas. Pero noto las manos secas, el alma vacía, y un hondo y perplejo cansancio: no son mis lágrimas. II H iendo el escalpelo y un hálito de espectro se funde con el sol halógeno. Es un circo sonrosado y noto todo el peso de los césares, las barricadas palpitantes que me cercenan el espacio mientras el combate a sangre viva, índice y pulgar contra barriga, implora rezos de fontanería. La vida se obstina en un puente que construyo, y lo atraviesa tozuda. Suelto la pinza y mi tacto percibe, con cosquilleo agonizante, sus sueños, su pasado y sus anhelos, la vida bisbiseante y la muerte, que se agazapa en algún rincón a la espera de partir con el último estertor. He luchado fiero, como gladiador quirurgo, para amedrentarla al menos un tiempo. III L e miro, me mira, nos miramos, pero no vemos...