OJOS QUE NO VEN
Que poseemos una ralea política de baja estofa es bien manifiesto sin necesidad de escarbar en su prosapia. Su falta de preparación y su desconexión con la responsabilidad quedaron bien definidas el otro día por Javier Nart, según le escuché en un programa de televisión, al compararla como de categoría de asamblea universitaria. Yo iría más lejos, y diría que es propia de trabajo de evaluación de trimestre en el instituto. Los políticos actualmente instalados en el poder piensan que el empuje de un país es automático y que el político del momento lo único que ha de hacer es aprovechar la ocasión para hacer y deshacer todo lo que se le antoja. Sin preocuparles si es factible. Es más, es que ni se lo plantean. Ya le sucedió a Irene Montero con su anteproyecto de ley de igualdad, que se lo arrojaron de vuelta a la cara por no cumplir ni con los más mínimos requisitos legales para poder ser llevado adelante. La legalidad y la justicia son dos de las cosas que peor llevan. Se muestr...