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Mostrando entradas de julio, 2023

Adagio americano

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Karl Ferdinand Wimar - El rastro perdido   Q uizá debido a sus orígenes humildes, pues su padre era mesonero, en  Antonín Leopold Dvořák  (1841-1904) prendió desde pequeñito un amor desorbitado por la música popular de su país y una bonhomía compasiva hacia las clases deprimidas. Y probablemente eso pesó para que afrontara la gran aventura de mudarse con su mujer y sus dos hijos mayores a Estados Unidos en el apogeo de su carrera, aceptando la invitación de una filántropa para dirigir un conservatorio que había ayudado a fundar. Jeannette Meyers Thurber tenía el sueño, desde que estudió en el conservatorio de París, de crear una institución análoga en Nueva York, que permitiera definir y desarrollar la propia música clásica estadounidense, a semejanza de otras naciones europeas. Finalmente lo consiguió en 1885, fundando  el Conservatorio Nacional de Música de América, implicando a otros benefactores para bien lograr su constitución, incluido Andrew Carnegie (potent...

Adagio extático

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  Lévy-Dhurmer - Eva La mayor parte de las veces, los compositores, como genios creadores y seres dotados de altas capacidades, estaban jalonados de diversas peculiaridades, manías u obsesiones. Pero en el caso de Anton Bruckner  (1924-1996) podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que estas cualidades lo elevaron a la categoría de verdadero bicho raro. Nacido en el seno de una familia modesta, su padre le inculcó sus ocupaciones, cuales eran la enseñanza y la interpretación de órgano. La vida no fue especialmente cruel con él, o al menos no más que con otros músicos de antaño. Quedó huérfano de padre a los 13 años y su madre lo envió al no muy lejano convento de San Florián a completar sus estudios. Fue un virtuoso del órgano, pero no supo aprovecharse de su habilidad, con la perspectiva que nos da la historia, pues poco ha trascendido de sus obras para dicho instrumento. Devoto católico, de una timidez enfermiza, acuciada quizá por su poco atractivo físico, transmutó...

Adagio disfórico

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Chagall - El concierto Ahora sí que me permito una licencia extraordinaria, al incluir este Allegro non troppo e molto Maestoso - Allegro con Spirito del Concierto nº 1 en si bemol menor Opus 23 de Piotr Ilich Tchaikovsky (1840-1893) entre los adagio de esta estación. Pero seguro que me comprenderás y entenderás si comienzas a escucharlo, y a reconocerlo, pues su inicio lo conforma una sintonía famosísima, hoy día emblema del romanticismo más ardiente, ese de las postrimerías del siglo XIX. Un romanticismo tierno, y no dramático y lúgubre como el del inicio del mismo siglo, representado por Poe, Chopin, Berlioz,  Bécquer…. Un romanticismo de flores y terneza, pues, frente al otro romanticismo de tuberculosis y lobregura. Y quizá, éste de Tchaikovsky, algo denostado por superficial, pero ¿quién decreta la profundidad de las obras? Ese romanticismo apasionado, ya anunciado en los primeros acordes de trompa, arranca en una melodía que no podríamos definir como alegre, tal vez...

Adagio bolchevique

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Chagall - El violinista verde L a historia, al final, siempre se repite. Aunque los aderezos con los que se adorne nos confundan. Tanto luchar los artistas durante siglos para liberarse del yugo del protector, o del servil patronazgo de la aristocracia, que los reducía a meros artesanos musicales, y para reivindicar su propia personalidad y llevar una vida creativa libre e independiente, para finalmente toparte con tu nuevo arzobispo Colloredo. Sergei Prokofiev desarrolló su carrera musical prácticamente coetánea a la Rusia revolucionaria y soviética, y mantuvo una relación un tanto ambigua con ella, no claramente crítica hacia el régimen, pero que a fin de cuentas le pasó su factura. Ya en los inicios de la revolución consiguió que lo dejaran salir del país, gracias a que por entonces pasaba por ser un revolucionario musical, y mantuvo una carrera más o menos exitosa en el extranjero. Pero debido a la mala suerte, principalmente con el estreno de sus óperas, su economía se resin...