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Mostrando entradas de junio, 2023

Adagio soviético

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Renoir - Jovencitas al piano   Sin duda, la época más feliz de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)   fue la que arrancó tras el primer tercio de la década de los ochenta del siglo XVIII. Su vida se desarrolló hasta entonces en una jaula de opresión y coacción ejercidas por dos factores fundamentales. El primero, el cual era compartido por el resto de músicos, las dificultades, si no imposibilidad, de independizarse para ejercer su profesión de músico y compositor. Para muchos profesionales no era un problema, pues no se lo habían cuestionado con consistencia nunca, pero Mozart pasó toda su infancia , junto a su hermana Nannerl, haciendo giras bajo el auspicio de su padre, que exhibía sus habilidades en la interpretación del piano prácticamente como prodigios de feria. Aunque esto le robó la infancia, aparte de otros impactos negativos sobre su psique, le permitió darse cuenta de la posibilidad de poder vivir independientemente con el fruto de su trabajo. Pero chocaba con las c...

Adagio hipnótico

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  Salvador Dalí -  Desnudo en la llanura Tenemos la tendencia a pensar que la vida de los artistas creadores tuvo que ser propicia – no diremos feliz – para la realización de sus obras, porque, si no, no se entiende cómo se puede alcanzar tanta perfección o tanta belleza. Como nosotros ya poseemos el resultado, es lógico pensar que las musas fueron favorables. Pero, como sucede muchas veces a los artistas modernos, cada cual presenta sus conflictos, que ni la fama ni el dinero pueden atemperar. Y es probable que estos surjan ya desde la infancia. En el caso de Sergei Rachmaninov puede que fuera determinante la figura del padre, mal gestor financiero, además de jugador, libertino y bebedor, dilapidando la buena posición social y económica de la familia, por lo que, una vez que abandonó a la madre, el resto de la familis tuvo que trasladarse a vivir a un modesto apartamento de San Petersburgo, al amparo del auxilio de la familia de la madre. La tendencia del niño fue la de n...

Adagio sinestésico

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Kandinsky - Amarillo, rojo y azul Todos los genios tienen siempre algún grado de excentricidad. El que nos ocupa, Alexander Skriabin  (1872-1915), llega mucho más lejos que eso. Fue un virtuoso pianista, que por supuesto empezó a destacar en su niñez. A pesar de sus pequeñas manos, a semejanza de Alicia Larrocha, que no llegaban a cubrir una octava sobre el teclado (es decir, que extendiéndola no podia depositar su pulgar y su meñique en dos “do” separados por una octava), compuso y tocaba piezas de extrema dificultad. Dificultad que también entraña la dilucidación del mensaje que transportan. Y es que su cultura y su excentricidad le llevó a interesarse por la teosofía, una corriente de nuevo cuño que propugna una sabiduría eterna obtenida de la fusión armoniosa de todos los conocimientos religiosos, científicos y filosóficos. Nada que, en cualquier caso, le pudiera desengañar de la tremenda hipocondría que padecía. Por otro lado, declaraba ser portador de habilidades sinestési...

Adagio caledonio

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John William Waterhouse - Dama de Shalott   Felix Mendelssohn  (1809-1847) es considerado hoy día uno de los baluartes del cimero romanticismo alemán. No obstante, su vida lo llevó por un sendero alejado del prototipo romántico. Si por romanticismo hemos de entender una actitud vital desafiante frente a las normas establecidas, impregnado de sensualidad e individualidad, ésta sólo podía manifestarse mediante una confrontación hacia las reglas más rígidas de la época anterior, el clasicismo. Mendelssohn, lejos de llevar una vida atribulada y bohemia, creció en un ambiente mimoso y protector, en el seno de una familia acaudalada, culta y prestigiosa, que le permitió, entre otras cosas, codearse con los prebostes de la élite cultural y artística de la Alemania de su tiempo. Esto le posibilitó adquirir una formación musical académica, basada en el estudio de las obras clásicas y barrocas, gracias a las inquietudes musicales que algunos miembros de su familia habían sentido, ent...

Adagio póstumo

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John Collier - La bella durmiente No fue Franz Schubert (1797-1828), quizá, el músico más afortunado de la historia. A sus orígenes humildes habría que sumarle su frustrada o frustrante vida amorosa, con un proyecto de matrimonio truncado por la oposición oficial ante su incapacidad económica de mantener una familia. Bajo el yugo conservador de Klemens von Metternich, quien fue canciller del Imperio Austro-Húngaro en esa época, se decretó una Ley de Consentimiento Matrimonial, que prohibía expresamente el matrimonio a las clases burguesas bajas si no demostraban su capacidad para mantener a la esposa. Él se enamoró por entonces, en 1814, de su vecina Therese Grob, quien lo encandiló durante una interpretación de una misa del propio Schubert con su angelical voz de soprano. Se unía también la bisoña edad de Schubert, que contaba entonces dieciséis primaveras. Hizo un intento infructuoso por obtener una plaza de profesor de música, que plasmó la imposibilidad de conseguirla. Ella, más t...