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La Catrina

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Pensaba yo que todo este afán mejicano por las calaveras y su banalización festiva de la muerte les venía por los ritos de sus antepasados mayas y aztecas. Pero resulta que no. Alrededor de la fecha de “Los difuntos” suelen disfrazarse con temas cadavéricos, siendo habitual encontrar féminas elegantes pero caracterizadas como personajes huesudos, esqueléticos, llamados catrinas. Y   esa tradición se remonta al pasado reciente, debido a la creación de una caricatura de viñeta, “la calavera garbancera”, allá por finales del XIX y principios del XX, por un tal José Guadalupe Posada. Su intención, al idearlo, era ridiculizar e ironizar la vacua impostura que practicaban los mejicanos, sobre todo los de origen nativo y reciente enriquecimiento, al tratar de aparentar una vida supuéstamente europea que no les era ni propia ni tradicional, y con ello también todo tipo de alarde o pretenciosidad en cualquier aspecto de la vida, denunciando la hipocresía en su tiempo. Las caricaturas...

Tu recuerdo

Carrusel

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Giras, giras, de antiguo, carrusel, llevando a ningún sitio ese sueño cabalístico de pequeños niños cuyo empeño es soñar una infancia eterna bajo tu dosel. Giras y giras, y se encabritan tus caballos, una y otra vez, fijado su trote en una barra en que no avanzan en prado, mas sí en gabarra que flota las quimeras de que somos eternos vasallos. Girando forjamos el futuro de hogaño y, extasiados, pensamos que el porvenir no es más que gozosa repetición cuyo devenir alcanza su plenitud al fundirse con el antaño. Pero crédula visión es la de este artificio rotante, que a lo sumo nos dejará subir navegante que en el pasado abandonamos, para que, con solo pisar de la atracción el pescante, asir nuestra misma desdicha que abominamos. Gira, gira, que la vida son vueltas, en que amamos lo único o lo postergado, y congráciate con tu anhelo malogrado, que tiempo, carrusel y vivir regodeado  perpetuamente de la muerte son tretas.

IGUAZÚ SACRO

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No hace falta el ¨pienso, luego existo”. Ya Aristóteles sucumbió antes a la frondosa placidez de la sensualidad, y sólo sus sentidos sirvieron para hacerle contactar con la realidad y evidenciar que esta existe. Su conexión, en los seres de facultades superiores, con el recuerdo y la repetición, hicieron pasar de la experiencia a la cristalización del arte y, también, de la ciencia, cuya máxima exponente, en su opinión, es la más inútil de todas, la que menos productiva es, a priori, al ser humano, que es la que trata de investigar el origen de las cosas, sus causas, y, si se puede, su creador. Pero antes que él y que el advenimiento de la ciencia, ya se instauró una profesión, quizá tan antigua como la que más se lleva la opinión de serlo, y que es la de los cuentistas, la de los halagadores del oído y mitigadores de miedos. Ellos crearon un mundo paralelo y previo que explicaba el origen de todas las cosas. Y en casi todas las culturas era una epopeya de lucha entre el cao...

vuÉLve

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¡Yo, auténticamente, flipo! ¡En colores! ¿Para qué legalizar sustancias, si con un chute de estos politicastros ya te puedes pegar un viaje a lo más estridente del absurdo? Dejémonos de gaitas ¿qué más da que no haya dinero para pensiones, que volvamos a estar bajo la amenaza de una nueva recesión, que se gobierne a decretazo sin la más mínima consideración a las instituciones? Lo importante es un puñetero cartelito al que además no se le saca su verdadera sustancia. Sin ser santo de mi devoción, creo que, a su favor, estas críticas se salen de madre. Estoy convencido que ese, no remarcar el “EL”, sino darle distinto tono, debe haber ocurrido hasta sin querer. Pero, aun habiendo sido a propósito, quien vuelve es él. ¿Qué pasa, que ahora la solución para el idioma inclusivo va a ser eliminar de un plumazo el masculino? Pues si quien vuelve es él ¿no será él el pronombre a usar? Pero lo que realmente esconde, o, mejor dicho, proclama, es la petulancia, el narcisismo, la egolat...

LA CANTANTE CALVA

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Absurda es la vida. Es verdad. Acostumbrados como estamos los médicos, más bien poco últimamente, a ser agasajados por los pacientes agradecidos con toda suerte de tomates, pimientos, o lo que produzca la zona donde viven o su pequeño comercio, resulta disparatado que el detallito que haya tenido una paciente conmigo sea el regalo de un par de entradas al teatro. Pero esta aparente extravagancia, agrandada y debida a la imposibilidad de asistencia a la función por parte de la paciente, previa a su cirugía, y que podía parecer, como bromeábamos mientras se lo agradecía, un pequeño soborno de buenas intenciones, me puso en contacto con el verdadero absurdo: el teatro así llamado de Ionesco. El escribir como pasatiempo y crearte un blog no te corona como eximio pensador, ni tampoco te sitúa en la presunción de la intelectualidad (aunque, de todos modos, nunca entendí que nadie pudiera denominarse intelectual, y menos como profesión). Así que tengo que reconocer que, en mi pequeña c...

LOS OJOS DE MISS ECKLEBURG

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A veces notas el tamborileo en la armazón de tu cráneo provocado por el golpeteo de tus pensamientos en su incesante errancia, que como perseidas enloquecidas llenan tus raciocinios de fulgurantes evidencias, cuyas raíces se pierden en la inconsistencia onírica del entendimiento. La claridad se difumina por el olvido de las premisas, y en esta esquizofrenia sináptica del cerebro, de pronto, un destello lo condensa todo en un axioma contundente, al que es imposible ponerle palabras a no ser que todos consideren cierta tu locura. Tal era el estado de mis meditaciones, cuando bicicleaba por las perdidas trochas de Chimeneas, en el momento en que un leve estímulo en el paisaje desató su condensación en mi alambique craneal. En este caso fue toparme con la estampa de la que guinda este escrito. Un paisaje calcinado, en el que, sobre el plantío afogarado, de un tostado dorado, emerge la cochambre de unas ruinas macilentas recortadas en un azul denso y deslumbrante. Como el azul que se ...