vuÉLve



¡Yo, auténticamente, flipo! ¡En colores!
¿Para qué legalizar sustancias, si con un chute de estos politicastros ya te puedes pegar un viaje a lo más estridente del absurdo?
Dejémonos de gaitas ¿qué más da que no haya dinero para pensiones, que volvamos a estar bajo la amenaza de una nueva recesión, que se gobierne a decretazo sin la más mínima consideración a las instituciones? Lo importante es un puñetero cartelito al que además no se le saca su verdadera sustancia. Sin ser santo de mi devoción, creo que, a su favor, estas críticas se salen de madre. Estoy convencido que ese, no remarcar el “EL”, sino darle distinto tono, debe haber ocurrido hasta sin querer. Pero, aun habiendo sido a propósito, quien vuelve es él. ¿Qué pasa, que ahora la solución para el idioma inclusivo va a ser eliminar de un plumazo el masculino? Pues si quien vuelve es él ¿no será él el pronombre a usar?
Pero lo que realmente esconde, o, mejor dicho, proclama, es la petulancia, el narcisismo, la egolatría del personaje, solamente disputado y superado en todo ello por su amiguito de la Moncloa, por la manifiesta psicopatía de éste. Aquí hago un inciso, pues cualquiera podría pensar que es un insulto, y no lo es, es una caracterización. Y para probarlo, os pongo unos copiapegas extraídos de la Wikipedia:
Las personas con trastorno psicopático, o psicópatas, suelen estar caracterizadas por tener un «marcado comportamiento antisocial, una empatía y remordimientos reducidos, y un carácter desinhibido».1​ Este carácter psicopático puede hallarse en diferentes dimensiones de la personalidad, en diferentes combinaciones en el conjunto de la población. La definición exacta de la psicopatía ha ido variando sustancialmente a lo largo de los años y sigue siendo una materia bajo investigación.[…]
 Los psicópatas tienden a crear códigos propios de comportamiento, por lo cual solo sienten culpa al infringir sus propios reglamentos y no los códigos sociales comunes. Sin embargo, estas personas sí tienen conocimiento de los usos sociales, por lo que su comportamiento es adaptativo y pasa inadvertido para la mayoría de las personas.45​ Afín a todo lo antedicho es la personalidad sádico narcisista o de narcisismo maligno.
El trastorno psicopático produce una conducta anormalmente agresiva y gravemente irresponsable, que según el doctor Hervey Cleckley determinan una serie de características clínicas, descritas en su libro The Mask of Sanity: An Attempt to Clarify Some Issues About the So-Called Psychopathic Personality, que incluyen:
·        Encanto superficial e inteligencia.
·        Ausencia de delirios u otros signos de pensamiento no racional.
·        Ausencia de nerviosismo o manifestaciones psiconeuróticas.
·        Escasa fiabilidad.
·        Falsedad o falta de sinceridad.
·        Falta de remordimiento y vergüenza.
·        Conducta antisocial sin un motivo que la justifique.
·        Juicio deficiente y dificultad para aprender de la experiencia.
·        Egocentrismo patológico y carencia de empatía.
·        Pobreza generalizada en las principales relaciones afectivas.
·        Pérdida específica de intuición.
·        Insensibilidad en las relaciones interpersonales generales.

Es, por tanto, en mayor o menor medida, sin tener que presentar todas las características antedichas, un retrato espeluznante por lo que se aproxima al perfil de semejante personaje peligroso.
Todo esto hace que estén más preocupados de cosas secundarias, prácticamente intrascendentes para los verdaderos problemas que afrontamos actualmente, y que los hace vivir y, lo que es peor, hacer política, en un mundo paralelo, de fantasía. 

Por ello, la máxima preocupación ha sido retirar el cartelito y pedir disculpas, como si realmente eso fuera a ofender a alguien ¿Es que ahora es un insulto ser hombre? Pero lo que olvidamos es la otra faceta, esa para la cual yo crearía un palabr@, aprovechando el ridículo uso que se le quiere dar a ese signo llamado @rroba, y no sería otra más que meg@lómano, pues podría aprovechar su verdadero significado, que tiene “manía o delirio de grandezas”, y m-ego-lómano, que sería el verdadero palabro, que ese delirio o manía de grandeza lo proyecta en su persona. Pero ya digo, en todo esto le gana Sánchez. Y esa faceta de la que hablo, se puede vislumbrar en esa ridícula, narcisista y ególatra foto en la que aparece con una mezcla entre un Lenin mesiánico con puño alzado (a lo novia de Sumane tatanka) y un Superman de barrio al que solo le falta la capa y los calzoncillos, por fuera de los pantalones, rojos. Y es que, señores y señoras, ¡vuelve!. No sé, yo me acuerdo de mi primera paternidad, de esas sin permisos, reconociendo no ser igualitaria, aunque mi cónyuge no trabajaba fuera de casa, aunque también en una situación de enfermedad larvada y desconocida que me producía un cansancio intenso, con un promedio de unas veinte guardias al mes, sin ayuda familiar ni externa, en la que me hinché de cambiar pañales, dar biberones, bañar niño, levantarme, esto sí, más frecuentemente por las noches, y no ir, a la mañana siguiente, al trabajo con aires jactantes de Superman, como si hubiera hecho algo extraordinario y digno del más universal reconocimiento del resto de los mortales.
Pero si tonta ya ha sido esa exhibición de igualitarismo, peor es esta resurrección ante la sociedad, volviendo no se sabe de dónde, como si lo hubieran desterrado o raptado, y hubiera conseguido vencer la situación. Al final va a parecer que cambia sus referentes, pasando de un bolivariano chavista hispano a ser un emulador de Guaidó, para no dejar huérfana a la democracia, en este caso la de nuestro país.

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