Gracias a un viaje profesional a Madrid, y de un modo
casual, pues no sabía de su existencia, he asistido a la exposición que la
Fundación Mapfre está exhibiendo sobre Sorolla y su relación con Estados
Unidos, que provocó la persistencia de un extenso catálogo de obras en
colecciones privadas, distintos museos estadounidenses y la Hispanic Society of
America, con la que sostuvo una estrecha relación de amistad y mecenazgo al
visitar Estados Unidos en dos ocasiones.
Mi asistencia fue por la tarde y ya la luz exterior era
mortecina. Nada más entrar en la exposición, que es gratuita, te encuentras con
dos pequeños cuadros que, por supuesto, no son de lo más representativos ni
espectaculares de su obra. Pero me llamó la atención su iluminación en una
habitación, por otro lado, igual de resplandeciente que la tarde. Y me puse a
explorar de dónde les venía la fuente de la luz. Y pude comprobar que la
irradiaba los colores de los cuadros, pues la habitación estaba crepuscular y
no había foco orientado hacia ellas.
La exposición contiene cuadros del estilo por el que Sorolla
es hartamente conocido, pero también había obras que me sorprendieron porque no
tenían que ver nada con esos retablos costumbristas y playeros llenos de luz. Y
la primera obra que me llamó la atención fue una tétrica composición sobre una mujer
encausada por el asesinato de su niño recién nacido, encuadrado en su encierro
en un vagón de tercera y escoltada por dos guardias civiles. La verdad es que la
atmósfera tétrica y deprimente de la situación es magníficamente lograda por la
recreación maravillosa de la lúgrube composición del vagón. Me impactó.
También había, por supuesto, muestras de sus famosos cuadros
ambientados en la playa. Y uno de los que más me gustó fue “Corriendo por la
playa”. ¡Qué maravilla ver esa luz en directo, ese mar tan azul, y esa
composición tan equilibrada! Sin ser estrictamente playero, también me
impresionó “El bote blanco”, tanto por su encuadre huyendo de la exposición de
un horizonte, como por las transparencias del agua marina sobre los cuerpos de
los niños. ¡Una maravilla! Pero es que incluso sin abandonar el tema de la
playa, es capaz de recrear un ambiente vespertino para transmitirnos una
sensación de tristeza al contemplar el baño de un grupo de niños desvalidos y
enfermos. Hay luz, pero es melancólica, y ahora si hay horizonte, proceloso,
borrascoso, quizá como el porvenir de esos pequeños niños. Y dominando el
cuadro la presencia siniestra de su sacro custodio.
Interesantes también los retratos. No sabía que hubiera
retratado a Alfonso XIII y a Victoria Eugenia. Siempre me fijo, por influencia
del amor y conocimiento del arte de mi mujer , en el tratamiento de las telas.
Y la verdad es que no tiene nada que envidiar a los pintores clásicos. Ved el retrato
de Emily Perkins.
También me resultó curiosa la pintura costumbrista. Sobre
todo “Aldeanos leoneses”. Se me antojó una mezcla entre la pintura costumbrista
granadina y Velázquez, por los personajes y por los atavíos.
En fín, paisajes, sobre todo los de la Alhambra y los de los Reales
Alcázares sevillanos, con ese naranjo resplandeciente en la umbría, el retrato
de Colón, gracioso por ser un descendiente suyo con su mismo nombre quien
finalmente posó, con su serie de estudios preparatorios, que igualmente son
obras de artes (ya me conformaría yo con firmar esos retazos de trazos rápidos
e indefinidos), el paisaje de Toledo, con su original panorámica, etc…
Y, finalmente, volviendo a la temática de mar y playa, como
resumen de la luz, el retrato y los tejidos, un cuadró que me dejó
boquiabierto:”Saliendo del baño”. Su temática muy atrevida, por lo sensual de
lo expuesto y por el ademán de falso pudor de la protagonista. ¿Pero y el
tratamiento de las telas? Una cosa que siempre me deleita es cómo consiguen los
pintores dar verosimilitud a las transparencias en sus cuadros. Pero éste va un
poco más allá. No es sólo transparencia lo que consigue con el vestido mojado
sobre la carne rubicunda de la mujer, es que transmite completamente la
sensación de brillo y humedad de su piel. Para mí, toda una belleza.
Al pobre Dios ponen cara de vaca, mientra al mismo son la bovina ríe, pero al profeta último nadie saca, aunque la testa femenina líe en manto de escarnio y abyecto. Es más fácil lerdo brindis al sol que arrojo, vaya a sufrir el afecto de quien de ternerilla hace guiñol. Sin entrenar, es mema con denuedo: ¡mira a la luna y no al dedo! A un nuevo son baila el mundo entero, tiriti Trump Trump Trump tirita al plan de un resort en Gaza para su clan, y en Méjico para hispano viajero. A todos nos va a freir con aranceles, titiri Trump trans vejo, a la OTAN vedo si en armas no gasta más dinero, y a dedo golpistas fuera, y asnos llenen las cárceles. Sin entrenar, es memo con denuedo: ¡mira a la luna y no al dedo! Qué bendito trabajo hecho a tu antojo, si no has plaza te la crea el parlamento, no hay por qué opositar; sin fundamento se alza en local sin muros ni cerrojo, Ni tiene horario el puesto mercenario ni tampoco empleados a su lado; no es ficticio, es el sueño simulado ...
Corté este año mi recién nacida tradición de escribir letrillas satíricas anuales con temas candentes en la creencia de ser aburrido y repetido. Bueno, lo de aburrido lo dejo a juicio de otros, pero lo cierto es que está siendo este 2024 un año fecundo en extravagancia y absurdidad. Como para no intentarlo. Voy a procurar convalecerme del tiempo perdido. Salga el sol por Antequera y vague luego por los cerros de Úbeda. Para qué viajó a América Colón, Pizarro, Hernán y compañïa, bizarra descortesía, expolio y cinco siglos de perdón, si con vuelo de Delcy bien lo amoldo: sin siquier pisar tierra íbera, la huella de maletas queda; de oro, si acaso, tan sólo el reskoldo, y luego salga el sol por Antequera, vague por los cerros de Úbeda. Contra la corrida unos predicando, para embestir como toros, fuera todos los decoros, que ya sayo de mi capa hago y andando; cínico la encierra en habitación, la moral en salmuera, sálvela quien sepa o pueda, gozarala con suerte de rejón, ...
Bartolomé Esteban Murillo - Inmaculada "de los Venerables" Museo del Prado Vivaldi ha tenido la gran suerte de que sus conciertos conocidos como Las cuatro estaciones tuvieran gran éxito y su figura no se perdiera completamente en el olvido, pues, como era corriente en muchos músicos, murió en la indigencia. Su figura estaba decayendo en su Italia natal, entre otras cosas por el cambio en el gusto musical del público, lo que provocó que se planteara mudarse a Viena para probar fortuna en la corte imperial, teniendo en cuenta que era querido por el entonces emperador Carlos VI (nuestro famoso contendiente en la Guerra de Sucesión española, por la facción de la Casa de Austria) . Para el viaje tuvo que vender gran parte de sus partituras, y cuando por fin llegó a Viena, Carlos VI falleció, con lo que perdió el favor y la esperanza de un emolumento por parte de la corte que le permitiera subsistir. Aun así, hasta hace más bien poco, Vivaldi, para la inmensa mayoría...
Gustav Klimt - El beso Bonita manera de comenzar esta estación si ya, desde el primer momento, cambio su denominación a Adagietto. Pero ya advertí que no nos ceñiríamos a la denominación del tiempo de la obra, sino, sobre todo, al carácter de la misma. Y ésta, en concreto, se puede permitir el lujo de cambiarse el nombre por este apelativo cariñoso y gracioso, pues rezuma belleza y elegancia, pasión y ternura. No obstante, no ha sido redescubierta, junto al resto de la música de su autor, Gustav Mahler (1860-1911), hasta tiempos recientes. Fue él, Mahler, un músico famoso en su época, sobre todo por su trabajo como director de orquesta. Y aunque conocida su obra durante su vida, ésta fue escasa y principalmente concentrada en su última década. No fueron exitosas y celebradas sus composiciones en su momento, quejándose amargamente de que harían falta, a lo menos, 50 años para que se entendiese en toda su magnitud. No anduvo muy desacertado. Hoy lo contemplamos como integrante del armazó...
¡¡¡Por fin!!! No es que sea por los años que han pasado del asunto que se trata de rescatar, sino porque ya iban a haberlo hecho hace unos 2 años. Por fin le han puesto el nombre de mi abuelo a una calle granadina. Se ve que aún colean desavenencias políticas, incomprensibles, por supuesto, ya que si pudieran saber dónde podría situarse políticamente mi abuelo, se darían cuenta de lo absurdo que es seguir arrastrando los problemas de entonces, sobre todo cuando ya casi ningún político vivió, no la guerra, sino incluso la dictadura. Aún así, ha estado muy bien. Podría decir aquello de que me había propuesto no emocionarme, pero no solo no me lo había propuesto, sino que si lo hubiera intentado tampoco lo habría conseguido. Ha estado el alcalde, la teniente alcalde, y además sabían de qué iba el tema. o sea, que se han molestado en que no fuera un simple paripé. Por parte del ayuntamiento, también ha estado Francisco Puentedura, de Izquierda Unida, quien fue el que finalmente...
Bartolome Esteban Murillo - Inmaculada Concepción de El Escorial Museo del Prado Si hubiera que dar un premio Magnificat Barroco al autor más prolífico en este motete, o, al menos, del que más número de obras de este tipo nos ha llegado, ese premio se lo llevaría sin duda Johann Pachebel (1653-1706). Nos ha legado nada más y nada menos que 26, en una variopinta presentación de duraciones y orquestaciones, de humor y de coruscante armonía. Aunque como es el caso en casi todos los autores, nada sería fruto del mérito propio o de la devoción ajena. Pues Pachebel iba camino de convertirse en una nueva reseña en los libros de historia, a no ser por la casualidad de la fama conseguida por una obra menor suya, aunque pegadiza y melancólicamente melodiosa. Se trata del famoso canon, que lo compuso allá por 1680. Este canon, emparentado con la chacona y el pasacalle, melodías todas ellas danzábiles, viviría inmerso en la vorágine de creaciones de este estilo. Pasó el siglo XIX en blanco, ...
PROEMIO Esta entrada es continuación de otra titulada "Ronda: evocación y sueño primaverales" , que para poder releerla no tienes más que dar en este enlace 🕑📐🧭🛸🌬🪐🌌 A partir de ahora, cualquier coincidencia con personas o lugares reales, será mera coincidencia...o no. COSMOGONIA ¡Sí! ¡Ronda es el puñetero centro del universo! Aunque en esto podría plantearse cierta controversia por parte de algún pueblo o etnia, que siempre lo ha reivindicado ardientemente, con gran aceptación por parte de toda la basca. Hablo, como ya has adivinado, del pueblo bilbaíno. Ya se sabe que dicen que para transitar por su ciudad es necesario un mapamundi de Bilbao; pero, ya ves, en Ronda, sin embargo, es necesaria una carta astral. También es conocido que ellos nacen en cualquier sitio, donde quieran, por eso, para distinguir al bilbaíno, hay que practicarles ineludiblemente un test de Rh. Los rondeños, sin embargo, no nacemos sino exclusivamente en nuestro propio pueblo, con...
Jean-Honoré Fragonard - Las felices oportunidades del columpio Joseph Haydn (1732-1809) es un músico plenamente asentado en la actualidad en nuestro acervo cultural, por lo que podríamos pensar que su fama y notoriedad no mermó desde su muerte hasta nuestros días. Pero lo cierto es que vivió el homenaje de los libros y la historiografía, que es como un entierro en vida de su gloria, pues adquiere el mismo valor de consenso que mantenemos con que Cervantes es nuestro más insigne prosista, cuando pocos somos los que hemos leído de pe a pa sus dos quijotes. Así pues, siempre ha permanecido en la historia de la música, pero como una referencia esencial mas soslayada interpretativamente, hasta 150 años después de su muerte, en que comenzó su rescate en las salas de conciertos, que es donde debe pervivir la memoria de los compositores. Pudo haberle jugado una mala pasada la notoriedad de sus conocidos o amigos Mozart y Beethoven, pero tal vez influyó también su distinta vida y personalida...
Klimt La doncella El italiano es el idioma de la música. Puede haber sido determinante para ello su posición dominante cultural y religiosa en la época en que comenzó a florecer este bello arte. A florecer y a transcribirlo, para que fuera repetible y acorde a los cánones de quien mandaba entonces, la Iglesia. Conforme fue evolucionando, y pasamos de la sencillez del gregoriano a la complejidad de la polifonía renacentista y de la armonía barroca, fueron haciéndose precisas cada vez más anotaciones que dieran pistas a los intérpretes de los matices de las obras. Uno de los matices es el tempo, y es a éste al que debemos adscribir la palabra Adagio. Adagio, en italiano, significa lento o despacio. Se establece que es más lento que Andante, y más rápido que larghetto o grave, e incluso se indica el número de negras (nota) que entran en un minuto para cada uno de ellos, aunque es bien sabido que el número de notas que caben en dicho tiempo las más de las veces depende del movimien...
Pasamos ahora a una obra que en sí misma es el adagio. No corresponde a ningún movimiento de una obra completa, sino que ella misma lo es. De todas maneras, este Adagio para cuerdas no es más que una transcripción de un movimiento previo compuesto para un cuarteto de cuerdas, lo cual hizo Samuel Barber (1810-1981) a instancias de Arturo Toscanini, al que supongo encantado de la belleza del mismo y de las posibilidades que podía tener su interpretación a cargo de una orquesta. Posteriormente también fue transcrito para una obra religiosa con coro, un Agnus Dei. También tengo una relación cinematográfica con esta obra, pues la primera vez que la escuché, y ya me impactó, a pesar de su aparente inoportunidad con la temática, fue en la película bélica de Oliver Stone, Platoon. No es Barber un compositor muy conocido. Yo mismo apenas he escuchado alguna obra más. Aún así, tuvo una carrera muy meritoria en su país, Estados Unidos, quizá gracias en p...
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