EL MONSTRUO Y LA DONCELLA...y el bufón


Me maravilla cada día más la capacidad intelectual de nuestros políticos, aunque no sé si en directa proporcionalidad con mi ingenuidad, que me permite en muchas ocasiones catalogarlos como personajes esperanzadores en el cenagal en que está sumido la carrera política actual.
Así, Garzón, cuando surgió de entre las filas de la izquierda más izquierda, me pareció un tipo interesante, razonador y buen orador. Hasta que se dejó fagocitar por esos otros elementos, que más que de muy de izquierdas, parece que son de izquierda más bien extrema. Y después de balbucear y humillarse, por fin le regalaron un diminuto pedestal desde el que vender sus obsoletas y rancias proclamas, populistas e irreflexivas, a las que de vez en cuando se deja arrastrar en pueril complacencia.
He leído  hoy su tweet en el que se enorgullece de ir a tumbar la propuesta reaccionaria, populista y oportunista sobre la prisión permanente revisable, que él denomina cadena perpetua, por ir en contra, según su entender, de los derechos humanos.
Lo primero que tendría que hacer es dejar de ser tan cínico y populista , cuando sabe, o debería saberlo, que ambas cosas no son sinónimas. La revisable prevé una condena ajustada al actual código penal imperante en nuestro país, tras la cual, y mediante una pertinente evaluación del reo, se establece si realmente se encuentra en situación de reinserción, en cuyo momento sería puesto en libertad, con unas medidas conducentes a la valoración de su actitud en la vida fuera de la prisión. Curiósamente, esto último, es lo que ha propuesto nuestro “sensato” presidente hoy, en el Senado.
Si analizara los casos en que se propone, como son los casos de terrorismo, violaciones, abusos a menores, etc…, comprendería que un individuo que comete un crimen atroz no se le puede exigir simplemente un castigo, sino que tiene que comprometerse con un cambio de actitud en su vida que le impida cometer los mismos crímenes, para lo cual ha de mediar, al menos, arrepentimiento. Probablemente él se opone a esta ley por su aplicación a los terroristas, no vaya a ser que un compañero revolucionario sufra en exceso las tribulaciones de un castigo prolongado. Pero si tenemos en cuenta que la suma de condenas, en muchos casos, de estos terroristas, daría para que no salieran de la cárcel hasta el próximo big bang del universo, y que todas ellas se resumen en otra pena que no parece sino burla o escarnio hacia las víctimas, qué menos que esperar que al menos expresen su arrepentimiento y buena voluntad antes de salir. Si no, sencillamente, no sé para qué tanta justicia y tanta sentencia.
Pero claro, esa espesura no le deja ver la claridad de sucesos como el que nos consterna estos días. Ya me indigna oír a políticos decir que no es el momento de hablar de esos temas. ¿Entonces cuándo? No se pide al padre de la chiquilla asesinada que imponga el castigo, lo cual sería venganza, sino que los políticos que nos representan, a los cuales debería jalonarles la suficiente cordura y moderación como para no dejarse arrastrar a decisiones apasionadas, legislaran para intentar que estos hechos execrables no volvieran a poderse repetir. Por tanto, hoy, como cualquier otro día, es oportuno para hablar del tema. Hoy, si cabe, más.
Voy más allá. Aparte de no avanzar mucho en la prevención o erradicación de la violencia machista, y pareciéndome bien todo el empeño educativo que se pone en el tema, tratar casos como éste como de violencia machista, nos hace perder perspectiva. No estamos hablando de maltratadores, sino de verdaderos psicópatas, que por mucho que quieras influir en sus actos mediante actividades educacionales, éstas nunca van a llegar a penetrar, sobre todo en este caso, su oscura alma. A individuos como éste ni siquiera atemorizas con castigos ejemplares, simplemente porque su torcido cerebro no entiende de convenciones sociales
Para ello sólo bastaría analizar su historial delictivo. El asesinato por el que cumplió 18 años de condena fue espeluznante y de la más cruel frialdad. No asesinó a una anciana de manera repentina al robarle en su domicilio, sino que fue a posteriori, cuando ella iba a denunciarlo por allanamiento, tras lo cual tuvo la suficiente sangre fría de volver a colarse en su domicilio para degollarla. Pero si esto no fuera poco, en sus permisos penitenciarios ha vuelto a delinquir, según creo mediando en algún caso abuso sexual. Además, su comportamiento en la prisión también ha sido conflictivo, con enfrentamientos con los funcionarios. ¿Y es este el ser humano, redimido, arrepentido, reconvertido, que la sociedad espera con los brazos abiertos tras atravesar los barrotes de la prisión? Pues bien, Sr. Garzón, el primer requisito para aplicar los derechos humanos es que el receptor sea un ser humano, lo cual, este sujeto abyecto, está lejos de ser. Lo segundo, que el principal derecho humano es el de la vida, sin el cual los demás no son aplicables, y es el del que ya carece la víctima, de la cual parece Vd. olvidarse. Tercero, que hay individuos, como éste, que son impermeables a cualquier tipo de socialización, como ya ha demostrado éste en particular con su actitud violenta durante el cumplimiento de la condena, y como otros demuestran por presentar actitudes o patologías difícilmente reinsertables, como sucede con pederastas y violadores, con el agravante que estos presentan al ser difícilmente valorable su comportamiento en prisión, al no existir la pulsión que los incita al crimen dentro de la cárcel.
Así pues, la ley ha de saber establecer una gradación de cada uno de los individuos que conforman la sociedad, y tratarlos según merecen. No se trata ni de cadena perpetua ni de condena a muerte, no se trata de desigualdad ante la ley, se trata de tener muy claro que la sociedad no puede ser lo suficientemente pazguata e ingenua como para permitir que le tomen el pelo, mucho menos de manera tan cruel.
Por tanto, y sabiendo que no hay ningún remedio perfecto en la vida, a individuos de esta calaña, cuya esencia no nos es desconocida, pues ya sabemos lo que han hecho y lo que son capaces de hacer, no queda más remedio que tratarlos con mucha más exigencia y control, y eso sólo se consigue con la prisión permanente revisable o algo similar.
Y si aún le cabe la esperanza de un mundo mucho mejor con su pensamiento, le recomiendo que visione el video de la fiesta de bienvenida que le han dispensado a su gemelo, alma (si es que la tienen) gemela del asesino de la pobre Laura, cumplidor de una condena similar por otro crimen semejante, y al que el cínico de su padre no parece censurar a pesar de ser de la misma jaez.
Descansa en paz, dulce doncella


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