Un iniciático viaje musical: Barroco Mix 1 (en obras 👷♀️🚧)
Damos un salto, en esta estación, a uno de los periodos más rico musicalmente hablando, y más importante para nuestro oído, pues se sientan las bases para el sonido al que estamos acostumbrados actualmente a escuchar, aunque a veces nos parezca imposible y lejano. El aura de música culta nos ciega, o, más bien, nos ensordece, ante una música de bellísimas melodías, de apasionada elegancia y de alegres y vivaces ritmos, ocultos entre esos difíciles y ariscos recitativos, que es lo que suele espantar a la gente. Se crea la tonalidad, el bajo continuo, la monodia como base y sustento para la aparición de la ópera, y también la orquesta. En el surgimiento de ésta influyó en gran manera la invención de instrumentos que siguen siendo los normalmente usados hoy día, y el perfeccionamiento de los previos. Así, en la época en la que aparece la ópera, asistimos también al nacimiento e independencia de la música instrumental.
Es fácil la aproximación a éste estilo musical a través de su música instrumental orquestada, por lo que me permití introducir grabaciones recopilatorias para reproducirlas en el quirófano mientras trabajamos. El barroco es una música de un armazón armónico muy constante, por lo que no suele haber grandes oscilaciones en la intensidad sonora, y aunque se trate de temas muy rápidos, siempre se puede percibir con sosegamiento y continuidad, sin sobresaltos. El título, medio en broma, corresponde al que di al primer CD recopilatorio que grabé para este fin. Y es que un melómano lleva la música hasta los sitios más insospechados. El carácter que quise darle fue el de música alegre, contundente y marchosa.
31 de julio
Comenzamos, como si de una ceremonia se tratase, con una música cortesana y pomposa de un compositor francés del barroco temprano, Michel-Richard Delalande. Si consideramos que llegó a ser surintendant de la musique de la chambre du roi, justo en el reinado de Luís XIV, podríamos pensar que fue un tipo afortunado. Pero si tenemos en cuenta que también coincidió con la presencia de Monseieur de Lully, que acaparó en vida el monopolio de la representación musical teatral en toda Francia por designio real, entonces lo tendremos que considerar necesariamente un superviviente.
A pesar de la dignidad de su puesto, en realidad suplió labores más humildes en el mundo musical de su época de las que quizá podría haber llevado a cabo, sobre todo a tenor de lo grandiosa que es su música religiosa vocal que nos ha llegado.
Pero tampoco fue moco de pavo la labor que se le encomendó. Este Concierto de trompetas que hoy te presento, era la música que servía de preámbulo o de aviso para el comienzo de una de las actividades comunes del Rey Sol: la cena. Esta se celebraba siempre a las diez de la noche y era pública (entendamos, todo lo público que podía ser aproximarse a un semidiós). Él se sentaba de espaldas a la chimenea, con su médico cerca, de pie, como el resto de los nobles y sirvientes presentes, y de cara a un pequeño estrado donde se colocaba la orquesta, llamada en aquella época y en francés symphonie, que en aquel entonces significaba música instrumental, cualquiera que fuese su naturaleza, y la orquesta que la interpretaba. Así pues. Delalande se encargó de elaborar una serie de suites de danzas y de aires que serían interpretados durante la cena del monarca, siendo él quien muchas veces hacía petición de los temas que deseaba escuchar.
El concierto que te presento es más bien una suite, porque lo componen una serie de números danzables, como son el rondó, la chacona, el minueto.
Así pues, bon appétit.
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