Vánitas: los sonetos de la muerte
Frans Hals - Retrato de hombre sosteniendo calavera |
I
Mariano Benlliure - La barca de Caronte Museo de Bellas Artes, Valencia |
II
Sueño el empíreo y trazo el conato
de quebrar su misteriosa moldura,
desvelar sin sentido la tortura
de la existencia, de vida substrato.
Pero, alma angosta, vago en orfanato
sin confín de insondable negregura,
matriz de desolación y tristura,
que es la infinitud en su celibato.
Las flámulas de estelar conciliábulo
me compelen -al tiempo que palmario,
irreal fulgor- con febles reatos.
Mi esperanza confunde su turíbulo
nebuloso, a mí, ser imaginario
regido por inexorable Tánatos.
Vincent van Gogh - La noche estrellada MoMa |
III
Tiempo que vas hollando mi pellejo
con ansia de labio malhumorado;
trillas el recuerdo, escupes el pasado
con bisbiseo agraz y déspota dejo.
Más lleno de ti, más de mi me alejo,
y el vacío se torna nacarado
cuando atusa la Muerte al rostro ajado,
ovillada su vida en mortal barboquejo.
Pararte no puedo ni hacerlo quiero,
pues si tu loca carrera acerca mi hora,
con detenerte sanciono que muero.
No frenas tu ineluctable tictac,
ni te apiadas del alma que te implora.
Quebrará sus vigas tu obscuro crac.
Philippe de Champaigne - Memento mori Museo de Tessé, Le Mans |
IV
¡Qué más da clamor de metempsicosis!,
si en la mutación muere la memoria
-ni hechos tristes, ni momentos de gloria-
que infinitud tupirá de amaurosis.
¡Qué, promesas con otra vida de ósmosis!;
con paraísos cimenta vana euforia,
turba el entendimiento como noria
que nos da y nos quita fe en justa dosis.
Que somos topos en un mundo huero
no hay más que ver cuánto al humano ciega
la altiva presunción de su existencia,
que ser, existir, pensar, no crea fuero
al liviano humo de mundanal briega
del efímero plan cuyo es esencia.
Pieter Claesz, Vanitas mementun mori Museo Nacional Alemán, Nuremberg |
V
Al Canaleo
Vano es afirmar Dios allá en los cielos,
necio desmentir o negar su imperio,
que el hombre jamás tendrá magisterio
en desvelar su ente y vencer recelos.
Lo intuyó Einstein tras relativos celos,
Kepler, de la armonía en el misterio,
Bohr so anión de atómico captiverio,
si ancho saber no calmó hondos desvelos.
Tanta fe, e igual, gastan crédulo y ateo,
fía uno en la soberbia su inexistencia,
otro el miedo asienta su pervivencia.
Mas no habrá aritmética, tal yo veo,
que concilie alma con un universo,
fiel en leyes, en su esencia diverso.
Harmen Steenwijck - Vanitas naturaleza muerta The National Gallery, Londres |
VI
No duerme el niño, no dormirá ya,
no velará su inocencia perdida
ni papá ni mamá, pues su aturdida
mente afronta solita el más allá.
No descansa el niño, ni duerme ya,
sus ojitos absortos de anochecida
contemplan con angustia que la vida
cambia a la nada sus cocos dallá.
No duermas, niño, ¡vayas a soñar!;
perdiste la magia, no hay fantasía,
sino un tránsito de vigilia efímera,
de tu alma iluso empeño por volar;
cual Ícaro aleando en demasía
te cegará falce de calavera.
Picasso - La tragedia |
VII
Siete días suma la creación,
siete acerbas trompetas la enajenan
de siete ángeles que hórridas las suenan
con sublime y macabra devoción.
Tres seises sentencian la admonición
con que oscuros infiernos nos condenan,
tres seguidos demonios que ordenan
del orbe efluvios en deflagración.
Si la existencia consiste en morar,
nevar, fecundar, espigar, llover,
para ser lodo en una breve elipsis...;
si toda la vida trata de esquivar
trote de corcel..., pueda antes yo ver
que el gualdo el blanco del apocalipsis.
Salvator Rosa - La tentación de San Antonio |
VIII
Te veo ahí, sobre frágil pasarela,
con mantilla verderol a tu espalda,
de tupida hojarasca esmeralda,
nemorosa del edén ciudadela.
La altura, de esta vida bagatela,
me invita a abisarme a la falda
undísona de vidriada guirnalda
con que el río chasca su cantinela.
Tu mano, joya embarrada en mi mano,
es trasunto de mi pétrea existencia,
pues eres mi extensión o yo la tuya.
Si real, llevarasme a la orilla sano,
si espejismo, en las aguas residencia
fundaré, ahogada fútil farfulla.
Claude Monet - El puente japonés |
IX
Si en el tuyo mi ser se continúa
y consuma, por mor de tu sello
seré real, o acaso por el bello
amor que a ti me enlaza con su púa.
Sin ti, pues, mi existencia se atenúa,
lazo ajado de bullente resuello
me resolveré en doliente arguello,
de aliento ávido que me perpetúa.
Si de mi pecho y éter eres demiurgo,
yo, nada más que sueño de tu empeño
de barro alzado por tu humor quirurgo...;
yo, sumido en frágil viaje agraceño...,
cobíjame en tu arte de taumaturgo,
sé veraz como el hado marfileño.
William-Adolphe Bouguereau - El rapto de Psyché Colección particular |
X
(muerte probable)
Se zambulle todo amor y experiencia
en lodazal inane e inadvertido,
un no ya en la lobregura de olvido,
sino ineluctable de la existencia.
Vacío pleno es lo que antes presencia,
la vida escapando en viento dolido
en que espíritu ahíto es escupido
cual sibilante y estertórea estridencia.
Oleoso mar de púrpura cenefa
cesará tu desamparado trino,
afín sólo a la muerte lisonjera.
Perentoria vejez te alce, oh mi jefa,
celestial sacabuche a buen destino,
ojalá otro orbe, otra ecúmene, otra era...
John Henry Fuseli - La pesadilla Detroit Institute of Arts |
XI
A Miguel
No distingo de ti en tu faz reflejo,
ni en la cicatriz de tu mirada huida,
que esconde adentros de ánima perdida
y extraviadas sendas del sobrecejo.
Boquiabierta cara de can perplejo,
clamando a la muerte o clamando a la vida.
Muerte, con suerte, la vida olvida
en tu mente, sueño oculto a lo lejos.
No sé, en verdad, si aquí estás con nosotros,
o comenzaste tu viaje a la nada,
alumbrando huérfanos de tus palabras;
o ríes adiós macabro con otros,
quienes corro hagan en tu facies ajada
y permitan tu vida a otra vida abras.
Francis Bacon - Estudio del retrato del Papa Inocencio X Des Moines Art Center, Iowa |
XII
con torpes bisagras enmohecidas,
de calcio enclenques vigas desnutridas,
caduco almacén de gentil donación.
Feraz fuente antaño de expectación,
grifo de gotas ya empequeñecidas,
no eres a calmar sedes incumplidas
de prohibida lujuria y maldición.
Tanto posponer lo que pienso y digo,
planes pirados en la fogosa partida,
y ahora temo tu amenaza constante
de cercenar a este mundo el ombligo.
Muerte, me persigues toda la vida
para al fin, bah, sólo ser un instante.
XIII
semillero tentador de lúgubre tierra,
mi alma a tus luciérnagas astrales se aferra,
inhóspito sendero al más allá directo.
Laberinto infinito de oscuro trayecto,
reposo en tu alquimia la verdad que me aterra,
fugaz luz que por tus corredores aberra,
suspiro fatuo de un vano existir y abyecto.
Firmamento endeble en nebulosas nacido
y muerto, hogar de catasterizados dioses
paganos y celestial reino de los sacros,
ya sea el sentido despierto o adormecido,
con tu pertinacïa soberana anhelo oses
el torbellino aclarar de tus simulacros.
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