LA CUADRATURA DEL CIRCULO



Por fín he viajado a Pamplona, y he completado un trazado curioso.
Siempre me llamó la atención Hemingway, sobre todo debido a la profusión de fotos que me encontraba expuestas en mi ciudad natal. Fue un apasionado amante de nuestro país, sobre todo de la fiesta de los toros. De esa experiencia surgió su “Fiesta”, ambientada en los Sanfermines pamplonicas. Utiliza como personaje taurino a un torero que llama Pedro Romero, anacrónico, por supuesto, e imaginario para la novela, pero que hace referencia al gran torero creador del toreo a pie, natural de la muy ilustre y regia villa de Ronda, donde yo nací. Como es normal, la conexión, con su amor a los toros, es lógica. De hecho, en su libro “Por quién doblan las campanas” crea una escena ambientada en la plaza del Ayuntamiento Nuevo de mi ciudad.
Lo curioso está en que, aunque nací en Ronda, tengo ascendencia Navarra por mi abuelo paterno, de ahí este apellido simple pero extraño que nadie que no lo conozca es capaz de escribir correctamente. La guerra civil, con el fusilamiento de mi abuelo, provocó la pérdida de contacto con esta tierra y nuestra familia allí. Nunca la había visitado…, hasta este verano. Y dónde pararía, era lo único que tenía claro desde siempre: en el famoso, aunque humilde, Hotel Yoldi. Fue gracioso, al llegar, que al conserje le llamara la atención y se riera con la coincidencia, sobre todo percatándose de mi pronunciado acento “norteño”. Todo era Yoldi a mi alrededor: toallas, posavasos, indicadores: el Disneyland Yoldi.
Yo ya sabía, por tertulias con navarros, que éste era un hotel taurino, por su proximidad a la plaza de toros. Y me llamó la atención la placa de la entrada. Hemingway se hizo amigo del torero rondeño Cayetano Ordoñez,el niño de la palma, Y se hizo más amigo aún de su hijo, Antonio Ordoñez, creador de las famosas corridas goyescas rondeñas, celebradas en la feria en honor a Pedro Romero. ¿Y dónde se conocieron? Pues aquí, en el Hotel Yoldi.
Es mi humilde conexión con la fama, eso sí, de forma muy tangencial.
Como curiosidad final, os diré que en “Fiesta”, el torero Pedro Romero, que no debe ser sino la ideación de Cayetano, tiene que torear al toro que provoca la única muerte en los encierros de la novela: su nombre, Bocanegra.
Ole


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