SAN PEDRO Y SAN PABLO (1...)




Un gigante sobre pies de barro. Que se podría decir de ella, pero también de él, su Pigmalión. Este no sólo por su gran estatura, que llegó a alcanzar los 2 mts y 5 cms, sino también por la altura de sus sueños y sus logros. Gigante que hundió sus pies en el barro fangoso de los arrabales de Moscú, donde pasó buena parte de su tierna infancia, alejado de las conspiraciones palaciegas que costaron la vida a buena parte de sus familiares. Ahí forjó una personalidad peculiar, influido por los pensamientos y costumbres occidentales que mamó en el barrio alemán, impregnado de cultura popular y artesanía, que le permitió más adelante incluso construir una nave con sus propias manos, y jugando y soñando a lo que el mismo destino le iba a conducir. Así, siendo niño, separado aun de la corte, jugó a inventarse una armada, casi de juguete, la poteshny, la "flotilla de diversión", desarrollada en un océano también de juguete, el lago Pleschéyevo, a 150 kms al noroeste de Moscú, de apenas 6 kms de ancho por 9 kms de largo.
Fue, pues, grande, porque permitió la modernización y occidentalización del país, y también por cumplir el sueño infantil de dar a la nación una salida al mar. Hasta entonces sólo se poseía una a través de la ciudad Arkángel, por el mar Blanco, pero éste permanecía helado más de la mitad del año. Por eso, puso en principio su punto de mira en el acceso a través de un puerto en el mar Negro, en aquella época ocupado plenamente por un pujante imperio turco. Y aunque en un principio lo consiguió, su ocupación fue inestable y pronto se malogró. Aparte, su paso estaría limitado por un Bósforo enemigo. Así que concentró todo su empuje en el Norte, buscando una salida a través del Báltico. Para ello tuvo que disputarlo duramente a Suecia, con la alianza de lituanos y finlandeses, lo que permitió en 1703 conquistar una franja costera a ambos lados de la desembocadura del río Neva. Y aun cuando no tenía asegurada la zona, decidió construir una fortificación en una isla de su delta, construcción que no llegó nunca a usarse para lo que fue creada, pero sí para lo que fue el germen de la que sería gran ciudad y capital, primero del reino, en 1712, y después, a partir del 1721, del imperio ruso.
Esa fortificación es la conocida como de San Pedro y San Pablo.
Así pues, San Petersburgo se convertiría en gigante, pero con pies de barro, pues se asentó en la zona repleta de marismas y pantanos alrededor de la desembocadura del río Neva.
Esta bonita foto muestra este primer asentamiento, militar, en la que se contempla toda su sencilla marcialidad, su diafanidad castrense, su bélica sobriedad, solamente rota por el solemne portal del Botnyy dom, o sea, el Pabellón de botes, llamado así porque al parecer ahí guardaban ese primer barco construido por Pedro el Grande con sus propias manos.



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