LAS TEDIOSAS TRES (HORAS)
Quizá un poquito exagerado el título, pero es que me ha dado
juego para ello.
Yo no soy un tarantiniano acérrimo, probablemente porque en
general no soy muy ninguniriano. Pero echando la vista atrás, sobre todo a su
última creación, yo esperaba más de esta última película, mucho más. O quizá
no: mismo género, inmediatamente después, no presagiaba gran cosa, porque se
puede esperar que utilice esta película para introducir en el celuloide lo que
le quedó en el tintero de la anterior. Y ya se sabe, lo que quedó en mezclas no
es probable que conforme un estupendo album.
Además, uno se espera siempre una gran producción. Pero como
pasó en aquella “Caza del Octubre rojo”,mucha expectativa de grandes recursos
extraviada, o disimulada. La película comienza con grandes exteriores, pero al
rato te das cuenta que es “el exterior”, porque sólo hay eso y una cabaña,
donde se desarrolla toda la película. Con lo cual, la gran aventura
cinematográfica esperable se aborta inmediatamente. Aunque eso, más que culpa
de Tarantino, puede que lo sea de un servidor, por crearme expectativas más
allá de lo razonable..
Tarantino, en general, me gusta. Ya desde su primera
“Reservoir dogs”, donde empieza a mostrar lo que va a ser su cine: escenas
largas, aparentemente intrascendentes, pausadas, que en sí mismas son como
cortometrajes, donde presenta pausadamente a los personajes y sus múltiples
historias, aceleradas cuando se vacían los cargadores y la pantalla entera se
tiñe de rojo. Todo esto se sublima en Pulp Fiction, en la que además añade un
humor ácido y macabro. Consigue un guión redondo en el sentido estricto de la
palabra. Es capaz de viajar en el tiempo contínuamente sin que la historia
pierda un ápice de la atención del espectador ni del sentido y comprensión de
la acción. Incluso cuando mata inesperadamente a uno de los protagonistas, no
pierde interés la película aunque la trama se sustente en él, conociendo ya su
final.
Algo de este entusiasmo hacia Tarantino lo pierdo en sus
películas posteriores. En su duología karateka, además de los excesos
justificados por sus pretensiones comicistas, abusa un poco de una influencia
muy manifiesta del spaghetti western: primeros planos exagerados y morosos, que
alargan, en mi opinión, inútilmente, el metraje. Incluso la banda sonora
recuerda estas películas. En “Abierto hasta el amanecer”, que es prácticamente
suya, lo más llamativo es el giro que da la película en la posada, para pasar a
una interminable y monótona retahíla de disparos. Película que va perdiendo
gracia cuantas más veces la contemplas. Quizá más interesante fue la que no
parecía suya: Jackie Brown, guión muy bien concatenado, no original, y que dice
mucho de la capacidad cineasta de Tarantino para plasmar otro tipo de historias
que no son las suyas.
No mejoró mi opinión Malditos bastardos, pues era ya un
recopilatorio de clichés tarantinianos: morosidad, violencia, sangre, rabia
vengativa y fantasiosa frente al nazismo para hacernos digerible el sadismo
desproporcionado….
Pero llegó esa maravilla que fue Django desencadenado. Ahí,
el sadismo lo encubre con el humor mordaz, la violencia con la denuncia
racista, sus planos de spaghetti western con un spaghetti western; unas
actuaciones extraordinarias; sus escenas variopintas, que vuelven a ser
pequeños cortometrajes. El tiempo se pasa volando visionando esta cinta, y no
pierde interés en posteriores visionados. Una obra magistral.
Por tanto, no era descabellado esperar algo en consonancia.
Aunque, ya digo, repitiendo género… Pero la realidad es que me parece un guión
poco fresco. El autor siempre cuenta con la ventaja de saber cuál va a ser el
final de la película, con lo que muestra su maestría según nos va desentrañando
la historia, dándonos pistas para jugar con nuestro interés en descubrir cuál
va a ser la sucesión de hechos. Desde un principio, encuentras una exagerada
coincidencia entre los personajes, con lo grande que era el Oeste. Todos se
conocen, todos tienen relación, todos tienen historias cruzadas. Aunque esto no
tiene por qué ser lo peor. De hecho, esto mismo se le criticaba al autor de uno
de mis libros preferidos; El difunto Matías Pascal, al que se le achacaba un
elevado grado de inverosimilitud a su historia. Pero ya nos advierte Luigi
Pirandello de la obstinación de la vida en mostrarse ella misma más inverosímil
que la ficción.
El problema es que se encuentra poco fino a la hora de justificar
los personajes. No sé si primero fue el título y luego los personajes, o
primero éstos dando nombre a la película. Pero alguno parece reclutado a última
hora para rellenar temática, como la presencia del general. Luego una acción
muy lenta que definitivamente no llega a aportarnos nuevos datos. Acciones que
no aportan nada a la acción, como la colocación de rieles de cuerdas para ir al
baño o a la cuadra, cuando no se va sino dos veces, y que tampoco aporta nada a
la trama. Cuando empieza a aparecer la sangre es exagerada. No de cantidad,
sino de rapidez, para frenarse en el extasamiento de los maquillajes gore, con
todo lleno de sangre y sesos. De pronto recurre al flashbacks para
entretenernos en la explicación de la trama. Pero resulta absurda e ineficaz.
Violencia sin “gracia” de la casa, que hace que el guión se siga estrellando,
al emparentarnos a una cuadrilla de haraganes asquerosos y perezosos con un
todo Sr. Lobo de Pulp Fiction, totalmente increíble en el ámbito en que nos la
muestra. Como mala película de intriga, el final se descubre de una manera
inesperada porque nunca la película dio signos de esa posibilidad. Es como no
saber por donde seguir la acción e inventarse un nuevo personaje. En
definitiva, la historia resulta no
creíble, pero lo que es peor,resulta tediosa. Muchas horas para no
sorprendernos realmente con nada. Todas las especulaciones en la historia
terminarán sin demostrarse.
Pero además presenta, que yo viera, dos fallos sustanciales.
Uno argumental. La acción se desarrolla en una venta de forma, en principio,
casual, pero luego la casualidad va en contra de que el encuentro se realizara
precisamente allí. Es difícil preparar una emboscada estudiada en un sitio
donde no esperas que se pueda producir si no es por una casualidad extrema, que
no esperas además que suceda. La otra de coherencia en el guión, cuando el
personaje de Jackson encuentra una golosina que le lleva a observar un
contenedor de cristal que las guarda, para posteriormente ver en el flashback
preparatorio cómo dicho contenedor vuela por la sala. Y , además, no conduce a
nada en la trama.
Para mí, se salvan dos cosas. Una es la actuación de Kurt
Russell, muy creíble en su papel de cazarrecompensas andrajoso y desgastado,
rudo, desconfiado y taimado, con una acertada caracterización, que se
transforma ficticiamente con un simple bigotón y un mucho desaliño. Y la otra,
la diligencia, muy cuidada, bonita, curiosa, que nos acerca a como se tenía que
viajar entonces, con un pescante inusual, y que justificó el escenario
exterior, que no fue muy excesivo. Lo mismo era a base de sal, como los que
consiguieron antaño en Aragón y Castilla para poder realizar las escenas
siberianas del Doctor Zhivago. Unido a ello, destacaría la dirección artística:
la caracterización de los personajes, los
decorados, el vestuario,….
Así que si me preguntáis, esta película es fundamentalmente
para tarantaristas, donde encontrarán en los pequeños cortos motivos para
reírse o maravillarse de las ocurrencias del autor, pero si hablamos de cine,
yo iría a otras películas mejores (cosa no fácil últimamente; quizá El puente
de los espías). En cualquier caso, podríamos hacer un test de compatibilidad
conmigo, porque esto que cuento puede que no tenga validez sino con mis
biofilmcompatibles.
He sido un poco difuso y no claro en la exposición a posta,
para procurar no desentrañar el final y fastidiar la experiencia a mis amigos
que me leen.
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