LA SENYERA ESPANYOLADA
Si el problema de la secesión fueran solamente los
secesionistas... Pero a veces son peores los que tendrían que hacer el
contrapeso constitucionalista. Hoy escuché a un sindicalista de UGT o CCOO,
para desanimarlos, o para animar más el cotarro, que quizá habría que
plantearse una modificación del status actual, con el argumento primordial de
que la constitución ya tiene 40 años, ergo, ¿no es momento ya para cambiarla?
Esto te hace pensar que el problema de individuos como éste no es que no sepan
de historia: es que no saben de matemáticas. Quizá porque tenemos la manía, en
este problema, de partir de premisas erróneas: la de identificar
independentista con catalán, y la de que, para el problema territorial, se
contrapone Cataluña a España. Es decir, el problema es que Cataluña se quiere
independizar, y, claro está, es Cataluña porque ésta es el conjunto de los
catalanes, o sea, los independentista. Así, para simplificar la ecuación del
problema, borramos de un plumazo a unos cuatro millones de personas, que no sé
si atreverme a llamarlos catalanes. Por supuesto, esto último es ironía.
Por tanto, es absurdo plantear un cambio territorial como solución del problema para contentar a Cataluña, porque no es a esta a quien hay que contentar, sino a parte de sus ciudadanos. Una buena parte, sí, pero por ahora ni siquiera la mayoría. Por tanto, nuestros politiquillos podían pensarse dos veces sus soluciones. Estoy harto de que se inventen la necesidades que tenemos, como ese afán que hubo por cambiar los estatutos de autonomía, porque la sociedad lo demandaba, y fueron las votaciones menos secundadas de la historia de nuestra democracia. Proponer algo como un estado federal, cuando la mayoría de los españoles no lo desea, y cuando, en última instancia, sería sólo transitoriamente aceptado por los secesionistas... Pues estos lo único que quieren es la independencia. O una distinción de exclusividad, con privilegio acompañado, lo que es intolerable en una democracia, donde debe primar la igualdad. Y cuando, incluso, en amplios sectores de la sociedad lo que están empezado a desear es una reversibilidad o retroceso en el nivel de autonomía que tenemos...
Pues así las cosas, de plantearse un referendum, tendrían que hacerlo a nivel estatal y preguntar algo así como: ¿de veras quiere Vd cambiar la situación territorial actual? Y a contar votos. Probablemente un 80% del resto de España no querría, y probablemente un 50% de los catalanes tampoco. Y esto sí es matemática. Y esto sí es democracia.
Y aunque yo no creo que una democracia justa es la que, por poner un caso, el 80% de la población hace el 100% de las veces lo que quiere, en este caso tampoco esto se cumple. Porque ese 20% ya disfruta de unas cotas de autonomía inigualadas en el resto de Europa.
Quizá, bromeando, el apaño territorial podría ser disminuir el resto de comunidades su autogobierno para que así los independentistas tengan su regalo de distinción y privilegio, que no es más que lo que ya están disfrutando.
Como diría una buena madre: no sabemos valorar lo que tenemos
Por tanto, es absurdo plantear un cambio territorial como solución del problema para contentar a Cataluña, porque no es a esta a quien hay que contentar, sino a parte de sus ciudadanos. Una buena parte, sí, pero por ahora ni siquiera la mayoría. Por tanto, nuestros politiquillos podían pensarse dos veces sus soluciones. Estoy harto de que se inventen la necesidades que tenemos, como ese afán que hubo por cambiar los estatutos de autonomía, porque la sociedad lo demandaba, y fueron las votaciones menos secundadas de la historia de nuestra democracia. Proponer algo como un estado federal, cuando la mayoría de los españoles no lo desea, y cuando, en última instancia, sería sólo transitoriamente aceptado por los secesionistas... Pues estos lo único que quieren es la independencia. O una distinción de exclusividad, con privilegio acompañado, lo que es intolerable en una democracia, donde debe primar la igualdad. Y cuando, incluso, en amplios sectores de la sociedad lo que están empezado a desear es una reversibilidad o retroceso en el nivel de autonomía que tenemos...
Pues así las cosas, de plantearse un referendum, tendrían que hacerlo a nivel estatal y preguntar algo así como: ¿de veras quiere Vd cambiar la situación territorial actual? Y a contar votos. Probablemente un 80% del resto de España no querría, y probablemente un 50% de los catalanes tampoco. Y esto sí es matemática. Y esto sí es democracia.
Y aunque yo no creo que una democracia justa es la que, por poner un caso, el 80% de la población hace el 100% de las veces lo que quiere, en este caso tampoco esto se cumple. Porque ese 20% ya disfruta de unas cotas de autonomía inigualadas en el resto de Europa.
Quizá, bromeando, el apaño territorial podría ser disminuir el resto de comunidades su autogobierno para que así los independentistas tengan su regalo de distinción y privilegio, que no es más que lo que ya están disfrutando.
Como diría una buena madre: no sabemos valorar lo que tenemos
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