EL SOMNI DE TABARNIA: MATER HISPANIENSIS
Me dijo mi hija el otro día una cosa preciosa: que era yo un hombre culto. Luego rectificó, y dijo que, más bien, cultivado. Y no digo que no, pues culto hace referencia a alguien dotado de las calidades que provienen de la cultura o instrucción, mientras que cultivado es el que pone los medios necesarios para mantener y estrechar el conocimiento. O sea, uno
lucha por alcanzar el status, mientras que el otro vive instalado en él.
Y aunque dicen que las comparaciones son odiosas, también a
veces son ilustrativas. Así que voy a comenzar por algo que parece no tener que
ver con el tema, pero que me servirá para redactar la conclusión. Y es el hecho
de que, al contrario de lo que piensa mucha gente, España es una de las
naciones más antiguas del mundo. Y eso se debe a que el concepto de nación,
como dice Ortega y Gasset, no proviene de la historia previa, pues claramente
todas las naciones que han llegado a serlo nunca pudieron haberlo sido antes,
pues entonces no existía su historia, incluso a veces ni existía historia en general. Lo que crea la nación
es un proyecto de futuro. Ese proyecto de futuro que define España comienza
durante el Imperio romano, pues antes, realmente, no hay datos históricos ni los pueblos ibéricos tenían las suficientes referencias como para saltar de una situación tribal a una organización más compleja, que ayudaran a los pobladores de nuestra península a pretenderlo. Existían referencias de ellos en la Biblia, en los mitos griegos, evidencias
de asentamientos fenicios, griegos, etc…, civilizaciones legendarias como la
tartesia, protagonismo indirecto como en las guerras púnicas,… Pero ningún
pueblo primitivo de la península había aportado ninguna referencia escrita de
nuestros antepasados (al menos hasta ahora, de manera descifrable), ni ninguno
abrigaba ningún proyecto de nación. Es con la victoria romana, y la
desaparición de Cartago, que entramos en la historia, al pretender nuestra
conquista los romanos. Y es esta romanización, que se extiende durante más de
dos siglos hasta completar la conquista de Iberia, o Hispania, que son, al
parecer, sinónimos, y nuestra peculiaridad geográfica (península aislada del
resto de Europa por una cordillera), lo que favorece que nazca España, eso sí,
como provincia en un principio, pero como una provincia con unos pobladores que
ya eran considerados por los romanos como individuos muy característicos, de una manera muy general y homogénea: inhóspitos, leales y belicosos, como ya lo referían los antiguos
historiadores. Así, en el año 19 a.C., en época de Octavio Augusto, España se
convirtió en provincia pacata, esto es, pacificada. Fue Hispania, además, una
de las provincias más fieles al imperio durante su existencia, incluso cuando
tenía que tomar partido en las numerosas guerras civiles. Y es esa fidelidad la que
comenzó a crear un proyecto dentro de los límites peninsulares. Es cierto
también que, para facilitar su gobernación, Hispania fue dividida en
provincias, al principio Citerior y Ulterior, según la lejanía a Roma, con sus
ciudades más importantes, Tarraco y Corduba; posteriormente, con la división de
la segunda, aparecerían la Baetica y la Lusitania, pasando la Citerior a
denominarse Tarraconensis,
y ya en época de Diocleciano, encontramos a esta subdividida en otras tres más: Gaellica, Cartaginensis y Ballearica, además de la Tarraconensis . Todas con el prefijo de Hispania y ninguna coincidente con ningún país o región actual.
y ya en época de Diocleciano, encontramos a esta subdividida en otras tres más: Gaellica, Cartaginensis y Ballearica, además de la Tarraconensis . Todas con el prefijo de Hispania y ninguna coincidente con ningún país o región actual.
Si hay fechas emblemáticas en la caída del imperio romano,
estas estaban relacionadas con nuestra historia, pues el desplome definitivo se
inicia en el año 406 con el paso por un Rín helado de las tribus bárbaras de
alanos, suevos y vándalos, empujados, entre otros factores, por la presión de los hunos, y que fueron los siguientes
pobladores, aunque efímeros, de nuestra península. Y es que inmediatamente
fueron seguidos por los visigodos, cuyo rey Alarico saquea Roma en el 410.
Rápidamente, éstos pasan a la Galia, donde se les permite formar un reino
asociado, el de Tolosa, en el 413, desde donde iniciaran su ocupación de la
península, con el pretexto de expulsar a alanos, suevos y vándalos. A su vez,
ellos fueron rechazados por el empuje de otro pueblo bárbaro, los francos,
concentrándose los visigodos a partir de entonces en dominar España, fundando
un reino cuya capital fue Toledo, y que unificó toda Spania a finales del siglo
VI, bajo el reinado de Leovigildo. Esta España dura hasta el 711, en que los
árabes hacen acto de presencia en la península y provocan una expansión inversa
a la de los visigodos, llegando a penetrar en el sur de Francia, siendo
nuevamente ocupada Tolosa, hasta que son detenidos por los carolingios en el 732, en la
batalla de Poitiers, para ser restringidos en los límites peninsulares hacia el
752. Con lo que volvemos a tener a España, esta vez denominada Al-Andalus, con
capital en Córdoba.
Y es en este momento cuando vuelve a desarrollarse la
simiente de lo que muchos consideran hoy día España, que no es otra cosa que el proceso
de reconquista cristiano con el objetivo de recuperar el proyecto visigodo.
Este proceso se inicia en distintos puntos del norte de España, ayudados en el
sector pirenaico por los francos. Derivan estos acontecimientos en una
situación de equilibrio tras la derrota de las tropas carolíngeas en
Roncesvalles, que lleva a estos últimos a promocionar una serie de territorios
que mantengan la frontera con el mundo árabe bajo la denominación de condados,
a cuyo cargo establecerá condes cuyos nombramientos serán directamente
realizados por el emperador. Esto lleva a la aparición de los condados de
Pamplona, Aragón, Urgel, Pallars, Gerona, Barcelona, etc…. En ellos siempre se
produce una tensión entre los que quieren colocar como conde a algún personaje
local, y los que siguen las directrices imperiales permitiendo el cargo a
individuos de origen franco. El primer caso se consigue en los dos primeros, por
los que son los que alcanzan en primer lugar la independencia efectiva y su
constitución precoz en reinos. En los demás, es el segundo caso el que se
impone, por lo que siguen siendo condados dependientes de un imperio
carolíngeo que, poco a poco, va entrando en declive, hasta que llega el momento
de la supuesta discordia en nuestra historia. (continúa EL SOMNI DE TABARNIA: DE L'PELÓS A CATÒLIC)El suplemento musical es un extracto de El canto de la Sibila galaica, escrita por Alfonso X, con interpretación a cargo de Montserrat Figueras y Jordi Savall, al mando de su La Capella Reial de Catalunya
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