Llegada de los magos a Jerusalén
![]() |
La Adoración de los Reyes Magos - Maíno 2 Cuando Jesús nació en Belén de Judea
en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos,
que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a
adorarle. Mateo 2 1-2
Los magos quedaron desorientados
a su llegada a Jerusalén, pues la luz estelar desapareció. Inquietos,
preguntaban por doquier quién sabía dónde había nacido el nuevo rey. Llegadas
las noticias a oídos del rey Herodes, éste se alarmó y convocó audiencia con
los extranjeros. Los sacerdotes y maestros judios de la ley le indicaron al
monarca dónde habría de nacer el Mesías, según la profecía de Miqueas (Mq 5 2-3): 2 Pero
tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me
saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio,
desde los días de la eternidad. 3 Pero
los dejará hasta el tiempo que dé a luz la que ha de dar a luz; y el resto de
sus hermanos se volverá con los hijos de Israel. 4 Y él
estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de Jehová su
Dios; y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta los fines de la
tierra. Aunque en el evangelio de Mateo
solo citan el primer verso, ya podrían haber atinado con el quinto, pues ya
advertía también de la presencia en ese momento de extranjeros venidos de
oriente: 5 Y éste
será nuestra paz. Cuando el asirio viniere a nuestra tierra, y cuando hollare
nuestros palacios, entonces levantaremos contra él siete pastores, y ocho
hombres principales; Es verdad que en otro contexto
histórico, con la pugna con el reino de Asiria, pero está claro que siempre se
coge de las profecías del Antiguo Testamento lo que a uno más le conviene. El caso es que con esta información
la expedición continuó su epopeya hacia Belén, con el encargo taimado de
Herodes de que le informaran a su regreso adónde lo habían encontrado, para ir a
adorarlo él también. Por supuesto, sus intenciones eran zaínas, para perpetrar
el asesinato del que consideraba su rival. Bach nos relata en esta quinta Cantata
Ehre sei dir, Gott, gesungen BWV 248/5
todo este relato de la
llegada de los sabios a Jerusalén, con las consabidas divagaciones poéticas
luteranas acerca del tema. Si quieres la traducción de la letra, pincha aquí Como cuestión graciosa o anecdótica, es raro el uso de tercetos por
parte de Bach, y aquí encuentra una ocasión propicia, al unir las voces de
soprano, contralto y tenor representando a los tres sabios tradicionales. Los
papeles de soprano y contralto estarían encargados a voces blancas, es decir,
infantiles, ya que a la mujer no se le permitía la participación dentro de los
coros en los servicios religiosos. |
Entrada previa
Comentarios
Publicar un comentario