Navidad barroca: Cuarto Domingo de Adviento

San Juan Bautista niño - Murillo

A pesar de la preeminencia que ocupa Johann Sebastian Bach en el Parnaso musical de nuestros días, y a que su figura fue precozmente rescatada del olvido y reivindicada, “tan sólo” un siglo después de componer su Pasión según San Mateo, por Félix Mendelsohn, tampoco él escapó a la pérdida de un importante número de obras, enfermedad común de la época.

Hay varios factores que contribuyen a ello. El primero, y más básico, es que la mayoría de las obras que se componían no las hacían con el objeto de perdurar, sino el de satisfacer la demanda ejercida por los patrones, ya fueran eclesiásticos o seglares, para complementar los múltiples espectáculos litúrgicos o lúdicos que organizaban y de que se nutrían. En segundo lugar, y derivado de lo anterior, la obra compuesta servía para su función y luego no se volvía a reponer o interpretar, por lo que la única copia que pervivía era la autógrafa del compositor. En tercer lugar, las obras publicadas con destino divulgativo o pecuniario eran muy escasas. En el caso de Bach, en vida, sólo publicó una de sus cantatas, la BWV 71. A todo ello hay que añadir el paso del tiempo con todos los avatares a los que se enfrentan todo tipo de documentos.

De Bach nos han llegado unas 200 cantatas, algunas de ellas hoy día readjudicadas a otro compositor. Por los documentos que se tienen se puede saber que escribió al menos 5 ciclos completos de cantatas, que comprendían composiciones para cubrir todo el año litúrgico, con sus domingos y festivos. Estos documentos consisten en algunos papeles testamentales. Bach tuvo, que le sobrevivieran, 9 hijos, de los cuales los 5 varones fueron músicos, aunque uno de ellos con su carrera truncada por un cierto grado de oligofrenia. Casi todas las cantatas nos han llegado a través de la herencia de su hijo Carl Philipp Emmanuel, mientras que sabemos que tanto Johann Christian como Wilhelm Friedermann, en algún momento, por necesidad, vendieron las partituras que les correspondieron. Los cálculos derivados de los documentos hace pensar a los especialistas que al menos habría compuesto unas 300 cantatas. Pero, y esto es especulación mía, con el tiempo que vivió y los numerosos sitios en los que sirvió, con sus puestos generalmente asociados a la función de maestro de capilla, y con lo exigentes que eran los patronos, es extraño que Bach no compusiese mucho más. No hay más que ver lo que sabemos que compusieron coetáneos y amigos suyos, como Telemann, Stötzel y Graupner.

De su periodo en Weimar, de más de ocho años, sólo nos han llegado 9 cantatas, una de ellas la que te pongo hoy, compuesta para el 4º Domingo de Adviento. Es una especie única en su catálogo, ya que los ciclos que nos han llegado corresponden fundamentalmente al periodo vivido en Leipzig. En esta localidad no estaba permitido el canto en las liturgias a partir del primer domingo de Adviento, extremando el sentimiento de recogimiento que estas fechas compartían con el periodo de Cuaresma. Por eso sí sabemos de 5 cantatas compuestas para ese primer domingo. Sin embargo, en Weimar no eran tan estrictos y por ello formó parte esta obra de algún ciclo compuesto en aquella localidad.

En este domingo toma protagonismo la figura de Juan Bautista. Aunque la programación litúrgica va cambiando con los tiempos, antes del Concilio Vaticano II, donde se fijaron los textos a leer, entre otras celebraciones, en cada domingo de Adviento, distinguiéndose 3 ciclos, en este cuarto domingo estaba prevista la lectura de un pasaje del Evangelio de Lucas, Lc 3 1-6, que reza así:

 Así estaba escrito en el libro del profeta Isaías:

Se oye una voz;
alguien clama en el desierto:
“¡Preparad el camino del Señor;
abrid sendas rectas para él!
¡Que se nivelen los barrancos
y se allanen las colinas y las lomas!
¡Que se enderecen los caminos sinuosos
y los ásperos se nivelen,
para que todo el mundo contemple
la salvación que Dios envía!”.

 

Es el momento en que encontramos a Juan Bautista anunciando la pronta venida de Jesús, el cual inmediatamente aparece en el relato para ser bautizado por él.

Juan Bautista ya aparece de niño en el mismo Evangelio, cuando se regocija en su seno materno al visitar María a su madre Isabel recién concebida del niño Jesús. Permanecerá con ella tres meses hasta que dé a luz. Por tanto, Juan era seis meses mayor que Jesús. E igual que anticipó el nacimiento de su primo, también anunció su predicación, lo cual le granjeó múltiples enemistades, pues nadie entendía que si él no era el Mesías, por qué se atribuía la función de practicar el bautismo en su nombre. De ahí esa inquiridora pregunta en Jn 1 22: ¿Quién eres tú?

El texto de la cantata pertenece al escritor Salomo Franck, quien parafrasea la estrofa de Isaías recordada por Marcos en el aria inicial, que es una modificación de la estructura clásica de la cantata, sustituyendo a un previsible coro que hiciere la entrada.

Bereitet die Wege, bereitet die Bahn!
Bereitet die Wege
Und machet die Stege
Im Glauben und Leben
Dem Höchsten ganz eben,
Messias kömmt an!

¡Preparad los caminos, preparad los senderos!
Preparad los caminos
y allanad los senderos
de la fe y la vida
para el Altísimo,
¡que viene el Mesías!

El resto de la cantata es según los cánones , con la sucesión de dos recitativos-arias. En la segunda aria de la obra parafrasea ese “¿Quién eres tú?”, para con ella sermonear al feligrés.

Te pongo esta cantata Bereitet die Wege, bereitet die Bahn! BWV 132 en la versión de Gustav Leonhardt, el otro artífice, junto a Harnoncourt, de la primera grabación integral de las cantatas sacras de Bach. Un hito mayor del que se supone, pues siendo ellos los principales precursores en la interpretación historicista del barroco, en sus orquestas ya transitaban sus herederos, Philippe Herreweghe como director de coros para Leondhart, René Jacobs, umo de los pioneros de la recuperación de la voz de contratenor, Bob von Asperen al clave, Emilio Moreno al violín, Anner Bylsma al violonchelo, al igual que Christophe Coin, Herbert Tachezi, al teclado, etc…, todos los cuales, con el tiempo, se han convertido en directores de orquesta y han participado en la recuperación de esta magna obra que es la cantata de Bach.

 




 


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