Navidad barroca: Nisi Dominus III
Sagrada Familia (La Perla) - Rafael |
Pero se puede ir más lejos, y
aprovechando las fiestas en las que nos encontramos, y el uso frecuente que se
hace de los textos sacros como fuente de profecías, podríamos dar una versión
muy acorde a la Natividad de Jesús. Y es que la vanidad de la riqueza y de una
morada suntuosa se demuestran en la elección de Dios de una modesta morada,
cuadra o cueva, para traer a su Hijo a este mundo. La seguridad contrasta con
el abandono en que tienen pastores y boyeros en ese momento el lugar de nacimiento. Dios
provee todo aquello a lo que los humanos no llegamos. Lo importante es la
fuerza de la prole, esa que calmó la vergüenza de Zacarías e Isabel por saberse
en boca de todos por no tener descendencia, y, por supuesto, la suya propia
puesta en el vientre de María.
El conocimiento actual ha despejado muchas de las
dudas acerca de la importancia de su figura entre sus coetáneos. Vivaldi
trabajaba para el Ospedale della Pietá, una institución femenina de caridad, a
la que suministraba música y en la que se ocupaba de la formación instrumental
de sus internas. Pero era lo suficientemente apreciado como para recibir
continuos encargos de iglesias tanto de Venecia como de otras ciudades. Estas
incluyeron sitios tan lejanos como Dresde, Breslau y Praga. Además, parece que
su indisposición a decir misa no venía dada por desidia, sino porque al parecer
padecía asma. Su carácter debió ser más piadoso de lo que correspondería a la
imagen un tanto desalmada que se ha transmitido de él, y que estaría en más
consonancia con la pura belleza de su Nisi Dominus RV 608, datado en 1717.
Poco se conocía, hasta los años
20 del siglo pasado, acerca de las incursiones de Antonio Vivaldi en la música sacra. Hasta entonces solamente habían
trascendido dos o tres obras, siendo además de sobra conocido por su música
instrumental. A ello contribuyó enormemente el hecho de no haber ocupado nunca
un puesto de maestro de capilla. Una de las razones era que dicho cargo se
solía ofrecer a un cantante o a un teclista, y el instrumento de Vivaldi era el
violín. También la mala fama del prette
rosso, como era conocido por su cabello pelirrojo, pues era un cura que
nunca había cantado misa y del que se decía que cohabitaba, con las posibles
tentaciones carnales subsiguientes, con una de sus cantantes. Todo ello
provocaría que a su muerte, ocurrida en Viena, con un estado deplorable de sus
finanzas, nadie reivindicara su figura. Además, hay que tener presente que en
aquella época, la música se componía para un uso inmediato, por parte de la
institución para la que se trabajaba, y que rara vez era publicada.
Comentarios
Publicar un comentario