Nochevieja
Hoy vamos con una obra que no está específicamente escrita para el último día del año, pero al ser para la misa del domingo después de Navidad, sí será la última celebración litúrgica. Se trata de Gottlob! nun geht das Jahr zu Ende, BWV 28, de 1725. Yo la coloco en el día de hoy por ser un canto de acción de gracias por lo recibido en el año que se acaba y por su carácter festivo. Para que lo compruebes, te pongo el texto traducido en Kareol para la primera aria:
¡Alabado sea Dios, el año se acaba
y el nuevo ya viene empujando!
Medita, alma mía, en esto:
¡cuántos dones te han dado las manos de Dios
en el año que se va!
Cántale un alegre himno de alabanza,
de este modo Él te tendrá en cuenta
y te recompensará el próximo año.
Te pongo una versión a cargo de Ton Koopman, uno de los grandes intérpretes de Bach, que fue capaz de superar el hito marcado por Harnoncourt y Leonhardt, al no solamente grabar él solo todas las cantatas sacras conocidas, sino completar el trabajo con las profanas.
Ya sé que no ha sido un gran año, y lo vamos a despachar con desprecio por la epidemia que hemos sufrido. Pero esto es cierto en aquellos que han sufrido la pérdida de un familiar o que ellos mismo han padecido sus consecuencias. Pero aquellos que hemos salido intactos o que no hemos sufrido importantes secuelas, ya tenemos algo por lo que dar gracias a aquello en lo que creamos. Despidamos el año con una sonrisa, que nos va a permitir celebrar el que entra, con el mejor deseo para todos los que padezcan ésta o cualquier otra enfermedad, que la muerte es consubstancial a nuestras existencias, y hay otras desgracias que ya conocíamos y que nos van a seguir afectando. Ley de vida.
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