Navidad barroca: Adviento III

Niño Jesús triunfante - Juan de Sevilla

Si el teológico asunto del acceso directo a la lectura de la Biblia fue una de las motivaciones de Lutero para la protesta, el otro asunto fue más mundano, iracundo y terrenal. Lo encendía el trapicheo que mantenían en la Santa Sede con las indulgencias. Estas consistían en un levantamiento de la penitencia espiritual impuesta por el perdón de los pecados durante la confesión, como recompensa a algún gesto generoso por parte del pecador, pero que pronto encontró en la compensación económica el tributo apetecible y codiciado, de tal manera que se convirtió en un negocio próspero para las arcas vaticanas.

La verdad es que llovía sobre mojado. Venía Roma de un triángulo papal de lo más nefasto desde el punto de vista espiritual y moral. Los ascendientes papales inmediatos fueron un Adriano VI, famoso por su apellido Borgia, rendido a los placeres sensuales de la carne, teniendo más descendencia natural que una coneja, y Julio II, más monarca que papa y entregado al belicoso arte de la guerra. El coetáneo de Lutero, Leon X, también se entregó a los placeres, pero de otro tipo, tanto para sosiego de su apetito terrenal como para la eterna perpetuación de su gloria. En este sentido, entre los fastuosos dispendios en la celebración de su nominación y los gastos generados por la construcción de la basílica de San Pedro, se lanzó a un ominoso mercadeo de indulgencias con objeto de sufragar las finanzas papales. No hay que olvidar que la vena comercial le venía por su familia Médici. Esto hizo que un destemplado curilla de provincias colgara un manifiesto con 95 tesis en la puerta de su iglesia, sita en Wittemberg, con lo que puso patas arriba a toda Europa durante un largo tiempo, hasta llegar al cisma de la Iglesia Católica.

En esa iglesia fue donde ofició la primera misa en alemán, distribuyó entre los feligreses el pan y el vino, y comenzó a interpretar los himnos que llevan su denominativo luterano. Tuvo la colaboración de un verdadero músico , Johann Walter, en la elaboración de su “Misa Alemana”. También tuvo como alumno a un tal Michael Schultheiss, que posteriormente latinizó su apellido como Praetorius, y ayudó a Lutero en la elaboración de su himnario. Fue Michael, además, compañero de Walter en Turgau. Este triángulo musical constituye la genealogía filarmónica directa de nuestro compositor de hoy, Michael Praetorius hijo, en el cual se funden los modelos antiguos y modernos en música, el uso del alemán y del latín, la polifonía, la monodia y el acento madrigalesco italiano. Compuso más de mil himnos sacros, de los cuales te traigo este único Veni redemptor Gentium, que es un canto de salutación y anhelo por el esperado Mesías.

Ven Redentor de las gentes,
muestra el parto de la Virgen
y exclame el m
undo admirado:
«tal parto es digno de Dios.»
 

No en virtud de viril siembra,
sino por acción divina,
el Verbo de Dios es hombre,
fruto del vientre florido.

Crece el vientre de la Virgen
mas su pudor está intacto,
con lábaros de virtudes,
el Señor entra en su templo.

   Salga ya el Rey de su alcoba,
regia estancia del pudor,
un gigante, Dios y hombre,
va a recorrer su camino.

   Su salida fue del Padre,
al Padre el regreso sea,
la carrera a los infiernos,
la vuelta, al trono de Dios.

   Sigue siendo igual al Padre,
más embaraza cual escudo,
la fragilidad de un cuerpo
al que presta su vigor.

   Brilla aquel pesebre-cuna,
la noche esparce luz nueva,
que ya a ninguna otra noche
le ha de faltar luz de fe.

   Quiso yacer en el heno,
no le horrorizó el pesebre;
con un poquito de leche
se alimenta el que nos nutre.

   Se alegra el coro celeste,
los ángeles cantan juntos,
y se muestra a los pastores
el Pastor que a todos crea.

   Gloria a ti, Señor eterno,
que naciste de la Virgen,
con el Padre y el Espíritu
gobiernas todos los siglos.
   Amén.



La creación del himno latino "Veni redemptor gentium" (Ven, Redentor de los pueblos) se atribuye a San Ambrosio de Milán. El himno está asignado al servicio de Maitines en Adviento, desde el 17 al 24 de diciembre, en la Liturgia de las Horas. Y fue muy popular en Alemania, donde Martin Lutero lo tradujo al alemán con el título de "Nun komm, der Heiden Heiland," y además él, o posiblemente Johann Walter, lo transformaron en coral, basándose en la melodía original de canto llano. Ya veremos más adelante cómo algún otro compositor lo usa en su traducción alemana.

Viene de https://alacenayalma.blogspot.com/2020/12/navidad-barroca-adviento-ii.html

Sigue en https://alacenayalma.blogspot.com/2020/12/benedictus-dominus-canto-de-zacarias.html

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