Navidad barroca: Primer Domingo de Adviento




Dados el protagonismo y la popularidad de las cantatas sacras de Bach en la actualidad, sin duda asombraría saber que no se debe a él, ni a otros importantes compositores del género, el honor de haber creado o diseñado el modelo que finalmente se consolidó como estándar en las composiciones barrocas. Ese honor se debe a un pastor alemán y escritor de himnos.

Erdmann Neumeister, que así se llamaba, estudió poética y teología en la Universidad de Leipzig. Además de su actividad pastoral, dedicó su vida a la escritura de textos místicos e himnos del estilo luterano para las celebraciones litúrgicas. Inicialmente mantenían el sentido arcaico de su modelo, y escribió, como era normal en la época, varios ciclos para celebrar el año litúrgico, pues la composición barroca adolecía de una completa intrascendencia, y rápidamente se olvidaba lo escrito y había que renovar lo elaborado una y otra vez, tanto literaria como musicalmente. Al principio, según se evidencia en su tratado Geistliche Cantaten staff einer Kirchen-Music (Cantatas sacras en lugar de Música Litúrgica'), simplemente por el título, no era muy partidario de incluir las nuevas músicas en el oficio religioso, pero pronto cayó en la evidencia del gran poder que tenían las novedades musicales a la hora de captar la atención de los feligreses y transmitirles a través de las melodías las enseñanzas oportunas. Así que adoptó para su escritura, pues él no componía la música, los patrones necesarios para darle una estructura operística al estilo italiano, que también era la estructura de la cantata de cámara, de origen italiano, alternando recitativos y arias de estilo da capo, o sea, con un dibujo ABA en las estrofas, de tal manera que al final del aria se repetía la estrofa inicial. A este armazón se le añadía generalmente un número coral, y se cerraba con otro sencillo coral luterano, para que así los congregados se pudieran unir en su interpretación.

Como hoy día el más conocido compositor de cantatas es Bach, se suelen asociar ambas figuras como colaboradores en su composición. Es cierto que, como es lógico, habiendo nacido y desarrollado su primera actividad en el mismo entorno y época, se conocieron y colaborarían, probablemente; pero, en realidad, es escaso el número de cantatas del escritor que fueron puestas en música por Bach.

El mayor colaborador, o consumidor de himnos, de Neumeister, fue Georg Philipp Telemann. Neumeister nació en Weissenfels, en la Alta Sajonia, cerca de Leipzig y Halle, donde nació Haendel. Telemann en Magdeburgo, capital de Alta Sajonia, y Bach en Eisenach, en la vecina Turingia. Telemann y Neumeister realizaron estudios universitarios en Leipzig, que es donde vivió y trabajó la mayor parte de su vida Bach. Se vé, pues, la concentración temporal y espacial de tremendos genios. El devenir vital de Neumeister lo llevó a ejercer su magisterio en Bibra, Sorau, acabando en uno de los mayores centros musicales de su tiempo, Hamburgo, donde vivió durante 40 años hasta su muerte. Por su lado, Telemann fue nombrado director de la ópera de Leipzig en 1701, junto al cargo de cantor de varias capillas. Debido a que amenazaba la posición de otro gran compositor, Kuhnau, éste decidió denunciarlo por el “pecado” de ser compositor de música profana operística, por lo que tuvo que abandonar la ciudad apremiado por los intransigentes ediles de la ciudad , después de cuatro años de empleo, y se dirigió a Eisenach (tras un intervalo en Sorau, donde coincidiría con Neumeister) donde conoció a Bach, cuatro años menor que él, para hacerse cargo del puesto de jefe de cantores. De aquí partió al lugar de trabajo que sería definitivo para él el resto de sus días, en 1721, que no era otro que la ciudad de Hamburgo, donde se hizo cargo del puesto de cantor de sus cinco parroquias.

Así se puede ver, además del cruce continuo de sus vidas, cómo finalmente compartieron un espacio vivencial muy prolongado, que les permitió una colaboración muy productiva en el campo que nos ocupa, el de la cantata sacra luterana.

Hoy día está aún por descubrir este amplio catálogo de obras, abandonadas o perdidas en los fondos de estanterías de bibliotecas o consumidas por el fuego de los conflictos bélicos, y uno recurre a lo que el mercado discográfico, afortunadamente, va sacando a la luz. En este caso te pongo la cantata Saget der Tochter Zion TWV 1:1235, compuesta en Hamburgo en 1720, pero para la localidad de Eisenach, donde mantenía el cargo de director no residente, por lo que el texto es debido al secretario del Archivo de la ciudad, Hermann Ulrich von Lingen, y está dedicado a la celebración de la misa del primer Domingo de Adviento.



Viene de Canto de Zacarías

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